Capítulo 23

129K 8.1K 289
                                    







Fue una total sorpresa encontrar al maestro Hartley aquí, de todos los lugares justo aquí el día de mi torneo, sé que no me viene a ver a mí, él mismo dijo que venía a ver al hijo de un amigo; sin embargo no podía evitar estar nerviosa ahora más que antes.

Cuando me toco sentí una descarga eléctrica en toda mi piel y mis nervios seguían de punta, faltaban unos minutos para mi último combate, en este se decidía a la ganadora de la categoría. Respira Deniss, tranquila, es el último combate, el más importante, no lo eches a perder.

—Vamos Deniss ya es hora

—Si sabonim —sonreí y respire profundo para tranquilizarme.

— ¿Estas bien? —Asentí— tranquila, es el último combate lo harás bien, y recuerda lo que siempre te digo, tan solo divierte.

—Lo haré —dije sonriendo ampliamente.

Me dirigí decidida y más tranquila al combate, dispuesta a dar lo mejor de mí, pero no pude evitar sentir una pesada mirada sobre mí, busque entre las gradas y pude ver a el maestro Hartley, tan guapo como siempre, no, creo que aún más guapo, siempre lo había visto con traje de manera impecable, pero ahora verlo informal tan solo con unos jeans que le caían por la cintura de manera tan deseable y una camiseta negra de polo que se amoldaba a su musculoso y perfecto torso, sin estar tan ajustado, se veía tan perfecto, que no podía dejar de mirarlo ni él a mí, sus ojos estaban enfocados en mí y solamente en mí, que hacía que me perdiera por completo.

— ¡Deniss ponte la careta!

— ¡Oh, si claro!

— ¡Vamos concéntrate!

—Si Sabonim.

Me sentía muy nerviosa con el maestro Hartley observándome, podía ver de reojo que seguía viéndome, justo por esa distracción mi contrincante lanzo una patada a la cabeza que apenas y pude esquivar.

—Vamos Deniss concéntrate ¡en que estás pensando!

Los gritos de mi maestro de taekwondo por fin lograron que me centrará en el combate, me olvide de que él me estaba viendo, ignore por completo todo a mi alrededor y me enfoque en la chica que tenía enfrente de mí, era muy buena, un poco más alta y con piernas más largas que las mías, cosa que me incomodaba y me dificultaba lanzar patadas de manera más certera. Se acabó el primer asalto y las dos teníamos solamente un punto.

—Tienes que concentrarte, te noto completamente ausente del combate ¡¿Qué te pasa?! —mi Sabonim siempre ha sido un hombre muy tranquilo y amable, pero en los combates, presentaciones y exámenes se transformaba totalmente en un hombre duro y exigente.

—Estoy bien sabonim, solo me distraje un momento.

—Pues esa distracción casi te cuesta tres puntos, así que no vuelva a pasar, no quiero que mires hacia las gradas, concéntrate tan solo en el combate ¡¿Está bien?!

—Sí

—Toma —me dirigío una botella de agua —ve por ella, puede que tenga piernas más largas que las tuyas, pero le será difícil poder esquivar tus patadas con giro así que ocupa todas las posibles, conéctalas, pero no dejes que te case, en alguna distracción mete una patada a la cabeza.

—Sí, sabonim.

Salí nuevamente al tatami sin mirar hacia las gradas tal cual lo dijo mi maestro, debía enfocarme en el combate y nada más, había llegado hasta aquí no podía fallar así como así. Obviamente podía sentir una fuerte mirada en mí, usando toda esa energía la enfoque en la pelea dando lo mejor de mí, tire dos patadas con giro y las conecte obteniendo cuatro puntos, la chica intento lanzar patadas a la cabeza y nuevamente en su descuido volví a marcas patada de un punto en sus costados sin defensa.

El combate termino y gracias a Dios y a mi esfuerzo salí ganadora con apenas un punto de ventaja, mi contrincante era una chica muy buena.

— ¡Bien así se hace! —mi maestro estaba muy feliz y orgulloso de mí y yo no paraba de sonreír.

— ¡Lo hice, lo hice!

Recordé que el maestro Hartley estaba aquí y al instante gire buscándolo en las gradas y casi se me va el alma del cuerpo cuando lo vi sonriéndome de oreja a oreja y aplaudiéndome abiertamente ¡Me aplaudía a mí, a mí!

Él me hacía tan feliz con tan solo un gesto, pero realmente me sonreía a mi o era mi imaginación, o era alguien que estaba detrás de mí como suele ocurrir en muchas ocasiones, mejor no me arriesgue a la vergüenza del año.

Mientras recibía mi medalla, mejor observaba a mi familia que me apoyaba y aplaudía. Justo al terminar el combate se realizó la premiación dentro del tatami, el maestro Hartley me seguía sonriendo con tal alegría que una gran emoción invadió mi corazón.

—Vamos tenemos que salir del tatami.

—Ah... he si —seguía en trance viendo como un hombre como él podía sonreírme de esa manera.

Salimos del área de combate, pero seguía sintiendo una fuerte mirada detrás de mí, tranquila Deniss, ahora sal de aquí.

Mi familia como siempre me había acompañado y también los había visto aplaudirme en las gradas, espero que no se hayan dado cuenta de mi distracción porque no sabré que decirles.

—Lo hiciste excelente Deniss, estoy orgulloso de ti, tu esfuerzo en los entrenamientos se vio recompensado, ahora tengo que quedarme con mis otros alumnos, ya te puedes ir si quieres, nos vemos el lunes en el entrenamiento.

—Sí maestro, muchas gracias por todo.

—Gracias a ti, ahora ve a festejar esa medalla.

—Sí —dije con una sonrisa de oreja a oreja, el taekwondo me relajaba muchísimo y me hacía muy feliz.

Camine a los vestidores, más bien iba brincando de la felicidad hasta que sentí que alguien me tomo del brazo

—Estuviste increíble, no esperaba menos de una chica tan fuerte como tu.











*























— ¡Henry! ¡¿Estás aquí?! Dijiste que no vendrías.

—Lo sé, pero ayer en la noche me llamo el maestro con quien tenía la cita y me dijo que no podía asistir, así que decidí venir a verte —Henry siempre había sido un gran amigo además de ser una gran persona, después de su confesión de ayer pensé que me sentiría rara, pero él me tranquilizo diciéndome que todo entre nosotros seguiría como siempre, por eso me sentía mejor —fuiste la mejor, a ver esa medalla.

—Gracias —dije mientras le mostraba la medalla —eres un gran amigo, gracias por estar aquí. Voy a cambiarme y regreso. Iremos con mis papás a celebrar ¿si?

— Aquí te espero.

Camine por el largo corredor a los vestidores, después del combate iríamos a comer con mis papás, por supuesto Henry vendría con nosotros, estaba en los vestidores ya cambiada, con una playera de Superman, blanca con magnas azules a tres cuartos y el escudo de Superman en el centro, unos jeans y unos tenis blancos. No había necesidad de ir super arreglada para el torneo, un último vistazo al espejo y salí.

—Lo hiciste fabulosamente bien, eres una gran taekwondoín

Casi me da un infarto al escuchar su voz, sabía perfectamente que era él, nadie causaba tantas emociones en mí, gire para verlo de frente.

—Maestro Hartley me asusto... em... gracias.

Estaba recargado en la pared con las manos en los bolsillos, una pose bastante informal a irresistible para mis ojos.

— ¿Deniss piensas seguir tratándome como a tu maestro después de que te pedí que salieras conmigo? Esta manera tuya de torturarme no ha hecho más que hacerme seguir en con la misma postura de quererte a mi lado.

Sólo él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora