#13. Nate Maloley

4.6K 211 13
                                    

Abro la puerta y entro directamente a la sala de máquinas del gimnasio. Rápidamente me dirijo a las cintas de correr. Era la máquina que más utilizaba cada vez que venía aquí, dos veces a la semana.

Decidí que la mejor opción era coger mi iphone y escuchar un poco de música mientras hacia mi sesión de ejercicio. Me coloqué los cascos y comencé a disfrutar de "Colors" de Halsey. Últimamente escuchaba esta canción mucho. Se me había pegado y si no la estaba escuchando, sin duda "colors" iba a estar sonando en mi cabeza.

Miré a los lados, escudriñando cada parte del gimnasio. Nate no estaba por ninguna parte. Seguramente se habría atrasado un poco esta tarde. Realmente era algo que solía pasar. Nate solía llegar algo tarde, pero no solía tardar tanto como yo. Me encogí de hombros y comencé a correr. Mientras tanto iba tatareando la canción sin darme cuenta. 

[...]

-¿Qué escuchas?

Alguien me quitó uno de mis auriculares mientras preguntaba. Le miré y bufé. Un chico que no conocía de nada estaba estropeando mi canción favorita.

-Nada.-Gruñí.

-Oh vamos, ¿No me dirás?- Esbozó una sonrisa burlesca.- Por cierto, soy Ashton.

Le miré mal intentando darle a entender que no me agradaba su compañía. Elevó una de sus cejas.

-¿Tampoco me dirás tu nombre?...Parece que eres una chica muy poco habladora.

Revolvió sus rizos rubios y los apartó de su cara dejándome ver unos ojos verdes.

-Kim, me llamo Kim.-Solté.  

Continué corriendo mientras miraba al frente, intentando inútilmente que se diera por aludido y que se fuera. No es que yo fuera una cascarrabias o que él no fuera guapo. Al contrario, Ashton era bastante atractivo con esos rubios rizos a juego con sus verdes ojos y esas pequeñas pecas adornando sus mejillas. Sólo había un problema. Yo ya estaba interesada en alguien y ese alguien era Nate. Estaba enamorada del chico malo de tatuajes que al final resultaba más tierno que un adorable conejito.

-¿Kim? ¿Como Kim Kardashian?- Me guiñó un ojo.

Miré a los lados, buscando a Nate. ¿Dónde estaba el idiota de mi mejor amigo cuando le necesitaba?

-Bueno, parece que de verdad que te gusta muy poco hablar, ¿eh?

-No, simplemente ella no les habla a idiotas mujeriegos como tú.-Una ronca voz dijo a mis espaldas. Nate había llegado.

Sonreí, paré la máquina y me di la vuelta para mirarlo. Me guiñó un ojo sin que Ashton lo viera, quería que le siguiera el rollo. Reí silenciosamente. Él dirigió su vista, seria, hacia el chico a mi lado.

-Y, ¿quién eres tú para saber si eso es verdad o no? ¿eh?- Se tensó a mi lado y se estiró mientras me miraba de reojo. Después observó el brazo tatuado de Nate. Me pareció percibir como tembló su mirada durante no más de medio segundo.

Nate rió mientras me abrazaba por la cintura. Se acercó a mi cintura y me susurró que le siguiera con su historia, por si con el guiño, no me había sido suficiente para darme cuenta. Asentí discretamente.

-Su novio, ¿qué te creías? ¿Que una chica como ella no tendría novio?-Rió irónicamente mientras yo me sonrojaba levemente.

¿Era yo o se estaba poniendo demasiado chulo?

-No me lo creo.-Ashton se cruzo de brazos.

-Está bien, tú quisiste que te lo demostremos.-Habló Nate y me acercó a él. ¿Qué iba a hacer?

Acercó más nuestras caras y me miró en busca de aceptación. Asentí levemente. El problema con Ashton me iba a beneficiar más de lo pensaba.

Tras mi asentimiento Nate cortó la distancia entre nosotros en un tierno y lento beso. Lentamente bajo sus manos a mi trasero, apretándolo, ganándose un suave gemido de mi parte y mostrarle a Ashton que había confianza entre nosotros.

Cuando nos separamos Ashton ya no se encontraba con nosotros. Nate unió nuestras frentes.

-Siempre quise hacer eso, en verdad lo de Ashton sólo fue una excusa.-Admitió bajando la mirada. ¿Tenía miedo de que le rechazara? Debía estar ciego para no darse cuenta de lo que sentía por él.

En un ataque de valor lo acerqué de nuevo a mí y le besé de nuevo, esta vez de una forma más desesperada. Él respondió inmediatamente. Podía sentir miles de mariposas en mi estómago, no quería alejarme de él nunca. Estábamos diciéndonos todo lo que con palabras no podíamos.

-Te quiero.-Admití por fin.

-Yo también te quiero, Kim.

One ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora