-No hace falta, pero gracias de todas formas, Nanami-San

Tras decirle aquello, la castaña se sonrojó.

Estaba hablando tranquilamente con las chicas, hasta que alguien me cogió con fuerza del brazo y me arrastró con ella. Cuando pude divisar aquella cabellera azabache y esa espalda que tenía ya tan vista, el ceño se me frunció automáticamente.

-¡Suéltame, idiota!- fue lo único que pude decir, mientras decía adiós con la mano a las chicas, ya que iba a ser imposible zafarme de él.

La gente que se encontraba en los pasillos, se nos quedaban mirando por los gritos que le estaba pegando. En parte, supongo yo, que estarán acostumbrados a mis gritos hacia él.

-Hablas demasiado.

Fue lo que me dijo cuando llegamos a clase y me sentó sobre mi sitio, dejándome sorprendida por su mal educado comportamiento.

¿Qué le pasaba conmigo? ¿Por qué era tan brusco y mal humorado solo conmigo? Pude ver, que con las pocas chicas que había compartido alguna que otra palabra, no era tan frío y borde como lo era conmigo, sino que era tranquilo y no de muchas palabras.

-No es que hable demasiado, es que no soy un antisocial como tu- le saqué la lengua después de decir eso.

-Lo que tu digas- lo vi rodar los ojos.

Bufé y abrí el cuaderno que estaba en mi mesa con mala gana, intentando no mirarle porque como lo hiciera, al final iba a terminar la cosa mal, castigada y puede que expulsada del instituto durante un tiempo.

De repente, noté como ponían algo sobre mi mesa y al levantar un poco la mirada pude ver que había allí un batido de chocolate, el que siempre tomaba.

Estaba sorprendida por ver eso allí, y más por ver que quien había puesto aquello allí era Kageyama, por lo que le miré. Estaba concentrado abriendo el cuaderno que tenía sobre su mesa, buscando el temario.

¿A qué había venido eso? No entendía nada.

-¿Y esto a que viene?- le pregunté con el batido en la mano y una ceja alzada, esperando ansiosa por su respuesta.

-¿No puedes simplemente darme las gracias y hacer como si no pasara nada?

-Si fuera otra persona si lo haría, pero precisamente eres tu- dejé el batido sobre la mesa y le encaré- Desde que te conozco no has hecho más que tratarme mal, como si fuera basura a tu lado, ¿y ahora quieres que acepte esto como si nada?

Lo vi fruncir el ceño y como ponía la mano en un puño. No sé como lo hacía, pero era especialista en hacerlo enfadar.

Cuando quise darme cuenta, nuestros rostros estaban muy cerca, por lo que pude ver que sus ojos tenían un color azul muy intenso.

-Me he dado cuenta que siempre tomas esto en el almuerzo, por lo que te he traído uno para que no perdamos más el tiempo y no te pongas a hablar con tus amigas.

-No, si encima voy a tener que darte las gracias- dije irónicamente, para apartar la mirada de él y ponerme bien sobre mi asiento, pero él me cogió del antebrazo y me hizo mirarle otra vez.

-No, te las tengo que dar yo a ti-cogió aire y apartó la mirada- Me hiciste un favor diciéndome eso el otro día en la máquina, y gracias a eso me va mejor en volleyball.

Por como lo había dicho se notaba que no estaba muy acostumbrado a dar las gracias o a decir ese tipo de cosas, y más me lo confirmó el rubor que apareció en sus mejillas.

Sabiendo que estaba de aquella guisa, me soltó y apartó la mirada de mi, dejándome en shock y con la mirada puesta en él.

¿Estaba dándome las gracias? ¿En serio estaba pasando aquello? Creía que moriría antes de que Kageyama Tobio me diera las gracias por algo que había hecho.

Must Be Crazy (Kageyama X OC X Oikawa)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن