Must Be Crazy (Kageyama X OC X Oikawa)

Capítulo 2

No esperaba subir capítulo hasta el jueves o el viernes, pero se me habían venido las ideas a la cabeza y tenía que escribirlo >///< Así que aquí está el capítulo 2

Muchísimas gracias por los votos y los comentarios, éstos han sido los que me han inspirado a seguir escribiendo. GRACIAS TT^TT

Pronto aparecerá en escena Kageyama, pero quiero centrarme ahora más en Oikawa :3

Ya está, que hablo mucho xDDD

Disfrutadlo y nos vemos en el siguiente capítulo <3

Besos~ 

(/^3^)/~ 

Cuando subí a mi habitación, bastante nerviosa he de decir, cerré la puerta con pestillo y me dejé caer en la puerta para calmar mis nervios. Me llevé las manos a la cara y suspiré.

No podía ser cierto lo que acababa de pasar. Oikawa no podía haber dicho eso tan tranquilamente, esas cosas no se dicen así de repente. No podía ser cierto que me hubiera invitado a cenar con él.

Ahogué un grito de alegría. Empecé a sonreír como una idiota y abrí el armario en busca de algo bonito pero cómodo, tampoco quería que Hajime se diera cuenta, sino, estaría muerta.

Mientras miraba con las manos apoyadas en las caderas el contenido del armario, noté como algo de pelo suave se restregaba por mi pierna. Llevé la mirada hacia abajo y vi allí a mi pequeño gato, Tofu.

¿Por qué ese nombre? Era regordete y tenía el mismo color blanco que el tofu, con unos ojos como el color de la miel, al igual que los míos.

Fue un regalo de mi hermano Hajime por mi regreso de América. Sabía de mi gran amor hacia los gatos, pero nunca pude tener uno porque mis padres no me dejaron; y parecía que esta vez habían dado su brazo a torcer.

-Tofu, bonito- le dije con voz adorable. Lo cogí en peso y empecé a acariciarlo.

El pequeño gatito empezó a maullar ante mis caricias. Era tan pequeñito y suave que el solo acariciarlo me daba sueño.

El pobrecito de Tofu estaba enfermo del estómago desde hacía unos días. A sus dos meses ya comía pienso, aunque tenía que seguir dándole el biberón; pero como era un comilón y un ansioso, cuando le ponía de comer se lo comía todo demasiado rápido. Su aparato digestivo se resiente aún a grandes cantidades de comida, así que desde hacía unos días, Tofu estaba enfermo.

Cuando me maullaba de aquella forma, era para que lo cogiera en peso y le diera mimitos. En ese aspecto, el gatito y yo nos parecíamos demasiado: comemos con ansia y somos muy mimosos.

Me tumbé en la cama, acariciando a Tofu. Me venía bien, porque estaba aún nerviosa con la proposición de Toru senpai. Por eso, estar un rato con mi pequeño Tofu no sería tan malo.

Mi habitación era bastante acogedora y cálida. Cuando el sol se alzaba en lo alto, toda la luz que desprendía iba directamente a mi habitación. Era bastante reconfortante en invierno, ya que el cálido sol calentaba la habitación; pero en verano, aquello era terrorífico. Estaba pensando seriamente en montar una sauna allí, a lo mejor me forraba.

Llevé mi mirada hacia la ventana, que descansaba a mi izquierda. La cama estaba pegada a ella, y a mi me encantaba dormir con la ventana abierta de par en par, viendo la luna llena que habia salido aquella noche.

El cansancio de todo el día se hizo presente en mí. Desde que me había levantado por la mañana, no había parado: Había desayunado con mis padres y mi hermano. Luego, Hajime y yo fuimos a hacer la compra para la cena que tenía por la noche con sus amigos, y a la tarde quedé con Wendy para salir un rato e ir a bailar.