Capítulo 23

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La gente grita enloquecida mientras que el sonido de otro disparo estalla en algún lugar demasiado cerca.

Tom y Paula salen del edificio a toda velocidad y yo derrapo en el suelo cuando trato de frenar el ritmo frenético con el que corro. La puerta es inmediatamente cerrada detrás de ellos. Dos guardias de seguridad se colocan frente a ella para evitar que alguien más salga, pero estoy bastante segura de que nadie quiere hacerlo.

Todo el mundo en la recepción se ha refugiado detrás o debajo de algo, así que uno de los guardias me grita que me agache cuando me mira de pie en medio de la sala. Sin perder ni un segundo, lo obedezco y avanzo a gatas mientras que un tercer disparo resuena.

Todos a mi alrededor jadean y gritan debido al miedo, pero yo no me detengo hasta colocarme junto a la puerta.


Mi espalda descansa contra la pared pero necesito saber qué diablos ocurre allá afuera, así que, lentamente, me asomo por el vidrio de la entrada sólo para mirar cómo Tom desaparece entre un montón de coches.

El silencio que se apodera del lugar es denso, extraño, antinatural...


Mi corazón late a toda marcha, mientras que trato de tener un vistazo de lo que está ocurriendo allá afuera. Hay una revolución de pensamientos en mi cabeza. No puedo dejar de pensar en Kim, Liam y Hayley, quienes estaban saliendo del hospital; y tampoco puedo apartar de mi memoria las palabras de Jeremiah al teléfono. Él y Emma estaban a punto de llegar.

Los recuerdos de lo ocurrido apenas anoche invaden mi cabeza. que esto es obra de Tyler. No hay otra explicación. Debe saber que Harry está herido. Este es un acto desesperado por conseguir su tan ansiada venganza.


Otro disparo -más cerca que el anterior- retumba en todo el lugar, y mi carne se pone de gallina en el instante en el que un grito horrorizado proveniente de la calle lo invade todo.

Un escalofrío me recorre el cuerpo en un abrir y cerrar de ojos y, justo en ese momento, un bebé comienza a llorar.

Mi corazón se detiene durante una fracción de segundo y me pongo de pie a toda velocidad. Conozco esa voz. Conozco ese llanto desesperado y dulce...

"¡Hayley!"

Mis piernas queman y escuecen debido al impulso involuntario que tengo de salir corriendo a encontrarla, pero lo reprimo lo mejor que puedo. En su lugar, trato de mirar más allá de los autos aparcados.


La voz de Paula se abre paso hasta donde me encuentro. Grita por atención médica y el terror se cuela en mis huesos en ese preciso instante. Nadie se mueve dentro del hospital, sin embargo. Todos -médicos, enfermeras, pacientes, familiares- siguen congelados en su lugar.

Alguien llora de manera angustiada y desesperada allá afuera y el terror se instala en lo más profundo de mi pecho mientras que trato de localizar a Tom con la mirada.

— ¡ASEGURAMOS AL OBJETIVO!, ¡SE ACABÓ EL PELIGRO!, ¡NECESITAMOS UN MALDITO MÉDICO AHORA! —Grita él y, en ese momento, una mujer vestida en bata blanca sale corriendo hacia el exterior del edificio.

Un enfermero la sigue y se le suma una chica. Esta última lleva un pequeño aparato entre los dedos y no ha dejado de presionar un botón sin cesar. Seguramente está pidiendo apoyo de más médicos.


Mi corazón no ha dejado de estrellarse con violencia contra mis costillas, pero eso no impide que me ponga de pie. Me falta el aliento en ese instante, pero aun así empujo la puerta de vidrio para llegar al exterior. El viento helado me azota la cara y mi cabello se revuelve frente a mi rostro. No me detengo, sin embargo. No dejo de avanzar hacia el lugar de donde el llanto desgarrador proviene.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora