XIX (Parte 3)

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Entreabrí mis ojos, los toques pasaron de mi sueño a la realidad. Lo anterior había logrado que me sobresaltara y me sentara en el colchón.

Esperé que la luz mañanera cegara mis ojos, pero esta jamás llegó, todo estaba oscuro.

Mire a ambos de mis costados y toque, esperando que mi madre me preguntara porque había despertado, o un rastro de luz del baño.

《No estoy en casa》 me repetí mentalmente, recordando los sucesos de horas anteriores.

Saque los audífonos de mis oídos, pensando el momento que los había puesto en mis oídos.

Escuché con atención, el viento se había detenido, aunque las goteras que caían del techo directo al suelo me hacían saber que la lluvia no había cesado.

Me despoje de las mantas y extendí mi brazo hacia el colchón a un lado de mi cama, esperando encontrar el cuerpo de mi mejor amiga.

—¿Alice?—susurre, al toparme con la nada. 

Volví a repetir su nombre, pero jamás tuve una contestación.

Me dirigí hacia el otro lado de la cama, pero Brad tampoco estaba allí.

Entre la confusión, trate de encender un fósforo, mis manos temblaron ante el contacto rugoso de la caja cuando la pequeña llama hizo su presencia, me apresuré a encender la vela.

El mechero rápidamente se consumió en fuego, así como también la luminosidad cubrió gran parte de mi campo visual. 

Pero no encontré a los hermanos. Ninguno estaba en la habitación.

Ahora podía ver las goteras, y como caían en secuencia a cada segundo. Me puse de pie, con la vela en mano y camine hacía la salida.

Pero no había posibilidades que saliera, la puerta estaba cerrada.

Moví el pestillo, y la jale, pero nuevamente estaba trabado.

La vela en mi mano, amenazó con apagarse, pero trate de cubrirla lo suficiente con mi cuerpo, recordé la horquilla de Alice, y mire hacía el suelo, alumbre, y efectivamente el pequeño objeto descansaba a un lado de la pared. 

Sostuve la horquilla en mi mano y la acerque a la abertura de la puerta, pero era imposible, gruñí bajo tratando de empujar, pero no hubo efecto alguna en ella.

Unos pasos, y mi piel se erizo.

  《Todo esta en tu mente, todo esta en tu mente》 me repetí una y otra vez.

Mordí mi labio inferior en el momento que un soplido apago la vela, me sobresalte pero no me moví. Sentí la brisa nuevamente a mis espaldas, y la sombra de las cortinas en vaivén me confirmo la ráfaga.

Estaba apunto de darme media vuelta cuando unas manos envolvieron mi cintura.

Intente gritar pero mi boca fue cubierta de inmediato, forcejee pero fue imposible, sus brazos eran mas fuertes que mis movimientos. 

 —Sh sh—susurraron en mi oído.

Conseguí morder sus dedos, y apartarme lleve mi mano a mis dientes al sentir la presión en mis encías.

—Me mordiste—protesto.

—No vuelvas a hacer eso—me queje en susurros—. Idiota.

El sonrió rodando los ojos—. Que buenos modales.

Negué restando importancia, el fue más rápido y encendió nuevamente la vela que había arrojado al suelo.

—Estas empapado—brame acercándome y tocando sus prendas, el asintió—. ¿Estabas afuera?—cuestione pero el aludido no respondió—. Brad... ¿donde esta Alice?

Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora