VIII (Parte 1)

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No podía distinguir a simple vista cada uno de los árboles, pasaban en una cadena rápida a causa de la velocidad del coche, levante mi brazo hacía el vidrio empañado y comencé a dibujar formas sin sentido, que en el poco tiempo resbalaban en gotas gracias al vaho.

Me recosté en el asiento captando a mis padres charlando, la risa de Peter, y mi madre que lo acompañaba descansando su mano sobre la suya en la palanca de cambios, suspire y me crucé de brazos sin querer llegar a la casa.

Ninguna de mis protestas habían servido para cancelar la cena con los padres de Thomas, ninguna suplica hacía mi madre, nada funciono, y la invitación seguía en pie.

Había pensado que iríamos a la casa que quedaba a unas cuadras de nuestro hogar, según lo que me había comentado la mayor, pero resulto que en la mañana los planes habían cambiado, y ahora nos dirigíamos a su casa de vacaciones, donde quedaba a unos diez kilómetros de distancia.

Fueron diez largos kilómetros sin despegar mis labios, escuchando a los mayores, y observando hacía la ventanilla, viendo como parte de mi vida se iba con el recorrido de toda esa cadena de árboles.

Perdí la noción del tiempo, y no me percate de haber caído dormida hasta que el coche se detuvo, volví a enderesarme en el asiento y de inmediato capte la enorme casa desde la ventanilla empañada. Rasque mis ojos impresionada por la belleza, y luego me sobresalte al sentir una mano en mi pierna.

Mi madre me sonrió.— Llegamos cariño, pero será mejor que te pongas el abrigo para no pescar un resfriado.

Asentí tomando el swetter poniéndomelo rápidamente, ambos bajaron del coche, y suspire esperando que Peter sacara el seguro de niños, había estado en desacuerdo total con eso, pero según ellos, eran precauciones.  

Claro, aún no se pasaba por mi cabeza tirarme del automóvil en marcha. 

Peter extendió su mano, pero lo ignore y fui directamente junto a mi madre.

—Bien, entremos que esta muy frío aquí—espeto ella tomando mi mano.

Los tres nos encaminamos por la entrada de la casa alumbrada por distintos faroles, el césped se encontraba en un excelente estado para la cantidad de plantas y flores que eran alumbradas en el gigantesco jardín, suspire viendo humo saliendo de mi boca y me estremecí

Había pisado el primer escalón de entrada cuando la puerta se abrió, lleve mi vista a Susan y como una sonrisa adornaba su semblante y nos invitaba a pasar, apurándonos por el frío de la noche.

Mi madre sujeto mejor mi mano y los tres entramos a la casa.

—¡Pero si tienes las mejillas congeladas, Lara!— exclamo llevando sus manos a la zona pero me aparte de inmediato—. Oh, lo siento cariño, no quise espantarte pero es una gran alegría que estés de vuelta entre nosotros.

Asentí y lleve mi vista a la casa, dando una pequeña recorrida a lo poco que podía ver de ella, la escalera en caracol, la llamativa construcción, y los portaretratos.

Y antes que comenzarán una charla entre ellos voví mi vista a Susan.— Linda...casa— murmure.

Su semblante pareció sorprendido, al igual el de mis padres, pero ella simplemente me dio las gracias y recogió mi abrigo.

—¿Te gusta la casa?— cuestiono y asentí haciendo una mueca allegada a una sonrisa—. Thomas y tu jugaban en el verano, ¿recuerdas?

Negué, toda la casa parecía nueva a mi respectiva.

—Bien, tal vez Thomas pueda comentarte como jugaban con sus autos en la cena— clamo y asentí nuevamente.

—Sería... genial— susurre y ella acarició mi hombro.

Sh...Es un secreto.Where stories live. Discover now