Parte 14

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Me senté en la esquina del salón observando el entorno, el tan reconocido en mi infancia. Sorprendida visualice a cada niño y me encogí mas en mi sitio, allá estaban todos, todas aquellas personas que formaron parte de mi niñez. Cada rostro, aunque a pura vista parecían niños inocentes, me revolvía el estomago de tan solo recordar el daño que ellos me causaron.

Rebusque en el salón, hasta que por fin la encontré, aquella niña de túnica, con su pelo levemente alborotado y la cabeza gacha jugando con una muñeca de trapo, aquella niña... era yo.

Sin moverme mire a la anciana, a quién solía llamar maestra tocar una campana, llamando la atención de todos... o casi todos, excepto la pequeña Lara, quien no apartaba la mirada de su muñeca. 

—Hey, niña idiota. ¿Por que eres tan fea?

Aunque la distancia en la que nos encontrábamos era demasiado, pude percibir el murmuro del niño como si estuviera a centímetros de el. Aquel niño exclamo las palabras hacia Lara, quien no lo observo pero se tenso en su lugar. 

No obstante me pare y camine hacia ellos.

Nadie se percato de mi presencia, era otro absurdo sueño de mi imaginación, pero en vez de despertarme opte por seguir en el, identificando cada señal que me sirviera para salir del embrollo en donde estaba metida.

Observe a Lara luchando por mantenerse firme, luego mi mirada paso al niño, estaba con su ceño fruncido viéndola con disgusto, y detrás suyo, sus amigos reían acompañando los insultos. 

Volví a la niña, pero no fue su cuerpo el que hizo que saltara en mi lugar, él se encontraba sentado junto a ella, observando al niño con calma.

Respira, Lara, no le hagas caso, tu eres hermosa— susurro en su oído, pero yo podía oír todo.

—Estas loca ¡loca! ¡y las locas como tu no merecen jugar con muñecas!—gritó acercándose rápidamente a ella.

El niño tomo el torso de la muñeca de trapo en sus manos, empujando a Lara, quien luchaba para que no se la arrebatará. Y en un intento fallido de levantarse y ejercer mas fuerza, Lara cayo al suelo de espaldas, impactando con el frío piso de baldosas. Observe rápidamente el salón, buscando ayuda, pero la maestra no se encontraba y dando un remplazo se oían las risas de todos los niños burlándose de la castaña.

Golpealo, Lara, justo en la nariz— exigió él sin moverse de su lugar.

Pero ninguno de los niños se había girado para observarlo, ninguno de ellos se había percatado del cuerpo del hombre, ni de su pasamontañas. Todos mantenían la vista fija en la niña acurrucada en el suelo. 

—Pero...—balbuceo la niña.

—¡Cállate!—gritó el castaño, mientras toda la clase reía aclamándole—. Jim, alcánzame unas tijeras.

Trataba de recordar cada mínima cosa, en mi mente, y la situación de visualizar alguna vez a él en aquel tiempo pero era imposible. 

Observe como el niño, Jim sostuvo las tijeras en su mano, alcanzando estas al castaño quien sonreía victorioso.

¿En serio dejaras que rompa tu muñeca favorita?murmuro el hombre de pasamontañas—. Con la tijera, lastimalo con la tijera.

Mis ojos se abrieron con asombro al escuchar su exclamación, jamas podría lastimar a alguien de aquella manera, trataba de revivir el recuerdo, pero no, jamas pude recordar esa faceta. 

El niño tenia las tijeras en su mano, visualice a Lara quien temblaba mirando atenta la situación, sus ojos se cristalizaron, pero sabía que no podía hacer nada.

—Despídete de ella, chica rara—susurro el niño cortando un trozo del cabello de la muñeca de trapo.

Podía oír los primeros sollozos Lara, ella aún se encontraba en el suelo, mi vista paso al cuerpo de él, este no seguía mas en su lugar, rápidamente mis ojos pasaron al cuerpo del niño quien estaba recostado al suelo. Él estaba sobre el niño intentando arrebatarle las tijeras, en movimientos fallidos, en los cuales el niño temía por su vida  intento protegerse con sus manos, los infantiles comenzaron a gritar con desesperación, y fue allí cuando vire mi vista hacia las pisadas.

La maestra se encontraba corriendo al lugar, visualice a la asustada Lara, pero esta ya no se encontraba en su lugar, mi ceño se frunció con terror, observe la caminata desesperada de la maestra hacia los niños. 

Al ver la escena nuevamente, ahora la que se encontraba a horcajadas del castaño, era Lara.

Visualice sangre en las blancas baldosas, y como las manos del pequeño castaño chorreaban, pero no fue el único lugar que brotaba aquel espeso líquido, y lo supe una vez que Lara giro su cabeza, y observe el tajo en su pómulo.

La maestra exaltada separo rápidamente a sus dos alumnos, empujando a Lara lejos, tomo la tijera manchada en sangre arrojándola a un lugar lejano al alcance de cualquiera de los dos. La castaña se aparto de todos los niños y luego corrió hacia la salida.

Sin pensarlo seguí sus pasos, dirigiéndome al patio, sus pisadas fueron torpes hasta llegar al final del invernáculo, en el galpón abandonado de la escuela.

Corrí hacia el frío y oscuro lugar, acostumbrándome a la poca luz que llegaba, cuando unos leves sollozos inundaron mis oídos, vire mi cabeza escuchando unos bajos susurros, trague saliva caminando hacia el rincón del lugar. 

La sombra grande abrazaba a la mas pequeña, consolándola moviendo en un vaivén su mano, mientras susurraba a su oído una y otra vez.

Tranquila, pequeña, tranquila. Eres hermosa aún con ese corte en tu rostro. Sh...es un secreto.

Mi piel se heló a medida que recordaba cuantas veces aquella voz había susurrado a mi oído la tan típica frase, la cual  llevaba grabada en mi mente, pero algo diferente paso esta vez, verlo susurrando aquello en mi oído, a la pequeña Lara, que solo tenía cuatro años.

Él siempre había estado presente.





Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora