• Veintiuno •

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Alex.

Es jueves por la tarde y estoy recogiendo mis cosas para poder cerrar la cabina de radio, le había dicho a Jenna que podía irse y que no tenía problemas en limpiar un poco.

La verdad es que sí me importa limpiar, pero Thomas dijo que llevaría a Galia a hacer un trabajo de ciencias, lo cual es suficiente como para desear quedarme aquí, además mamá está en curso y no quiero encuentros infortunados.

Leo los títulos de un par de discos que tengo en las manos para acomodarlos sobre los estantes con huecos, miro la hora en mi celular, casi las siete, resoplo haciendo que uno de mis mechones rubios vuele sobre mi cabeza.

Me acerco al escritorio para sacar un pequeño espejo que Jenna guarda en uno de los cajones del frente, paso la mano por la desgastada madera mientras busco el espejo. Cuando lo encuentro miro mi reflejo, el poco rímel que usaba estaba corrido y mi coleta despeinada; tomo uno de los mechones entre mis dedos mientras le hago girar.

Miro las raíces en mi cabeza que comenzaban a crecer, por suerte no eran notables, pero yo siendo tan crítica con el terrible estado de mi cabello, siento que todo el mundo lo notaría a un kilómetro de distancia. Deshago la coleta mientras agito un poco mi cabello, tomo un mechón que se extiende hasta mi brazo y lo enrosco entre mis dedos.

–No te ves tan mal como crees – una voz detrás de mí hace que me sobresalte, descubro a James con un hombro recargado en el marco de la puerta y los brazos cruzados.

–Pero tampoco dijiste, "Oye Alex, te ves hermosa" – contesto con aire dramático mientras me doy media vuelta y sigo mirando los mechones dorados – Además, las rubias son lo tuyo.

–Y las castañas también – contesta, lo cual me produce una sonrisa que (al reaccionar sobre ello) borro casi de inmediato. Escucho como comienza a acercarse a mí, tanto que puedo escuchar su respiración y sentirla en mi oreja – Te ves increíble, aun siendo rubia – pego un salto hacia atrás para recuperar me espacio personal y ruedo los ojos.

–¿Otro de tus trucos? – pregunto mientras guardo el espejo de golpe y me giro con los brazos cruzados, no molesta, pero sí firme.

–¿Siempre tengo que tener trucos? – pregunta enarcando una ceja.

–¿Sigues siendo James Henman? – sonrío ante mi contraataque de pregunta.

–¿Qué ocurrió con lo de descubrirme? – me acomodo un mechón de cabello detrás de la oreja, intentando buscar una última pregunta, pero me veo en una derrota.

–Comienzo a hacerlo – le doy un par de palmadas en la mejilla mientras me doy la vuelta y me acerco a un panel de comandos que Jenna maneja para levantar los cables y las hojas sueltas que quedaban mientras James se sienta en la esquina del escritorio – Te estás haciendo bueno en eso de las preguntas – le digo señalando el reciente enfrentamiento, él me sonríe victorioso – Pero, ¿Puedo preguntar qué haces aquí? – le interrogo mientras cargo en los brazos un par de carpetas con varios papeles encima.

–La práctica terminó unos minutos antes hoy – se encoje de hombros – Decidí pasar a verte, ya sabes, con eso del programa te olvidaste completamente de mí – exclama señalándose así mismo con el mismo drama que yo expresé cuando apareció.

–Es lo que diría alguien como Kaitlyn – rio – No te ofendas, pero parece bastante... – miro al techo intentando buscar las palabras –...Intensa.

–Siente que tiene toda la escuela controlada – me confiesa encogiéndose de hombros.

–¿Acaso no es así? – miro los estantes en busca de donde dejar las carpetas, como comenzaron a dolerme los brazos decido bajarlos hasta encontrar su lugar.

Con todo y tu orgullo®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora