Capitulo 36

315K 23.1K 4.6K
                                    

Mi hermana está arrodillada delante de un tío en calzoncillos. Pestañeo varias veces, impactado. Cuando se da cuenta de que estoy ahí, me habla.

—Hola, hermanito. No seas malpensando. Estoy trabajando —levanta el brazo y veo que tiene en la muñeca un cojinete lleno de alfileres—. Voy a crear el pantalón más original del mundo.

—¿Y tiene que ser en mi salón? ¿Dónde como todos los días? —lleva días trabajando en casa, pero nunca hablamos de que pudiera traerse a los modelos aquí.

—Necesito moverme y mi habitación es demasiado estrecha —tiene razón. Definitivamente, la casa se nos ha quedado pequeña para los dos—. Ten paciencia. En una semana me han asegurado que estará listo mi nuevo taller de costura —resoplo y me quedo mirando al modelo. Hay algo familiar en su cara, pero me deslumbra el sol que entra por la ventana y no puedo verle bien. Comienza a vestirse rápidamente mientras me da la espalda.

—¿Te conozco? —le pregunto, extrañado. Sé que lo he visto antes en algún sitio, pero no lo asocio.

—No lo creo —dice Sonia, segura—. No es de aquí, vive en un pueblo de Toledo. Le conocí hace unos días. Viene todas las semanas a ver a una amiga a la que han hospitalizado —mi pecho se hincha de aire y un gran calor sube por mi garganta.

—¿¡TÚ!? ¿¡Qué cojones haces aquí!? —grito y camino hacia él, pero mi hermana se pone en medio.

—¡Con lo grande que es el puto mundo! —dice Miguel Ángel mientras recoge sus cosas—. Esto solo puede pasarme a mí.

—¿En serio os conocéis? —Sonia nos mira con sorpresa.

—¡Por desgracia! —grito de nuevo—. ¡Lárgate de mi casa!

—¿Quieres calmarte, hermanito? —cruza sus brazos—. ¿Podéis explicarme qué pasa aquí?

—Te lo a voy explicar yo —respondo, cabreado—. A este cabrón le gustan demasiado las mujeres. Aléjate de él. Intentó besar a la novia de César —sus ojos se abren y le mira—. Y ahora lo está intentando con Laura.

—¿Laura? ¿Tu amiga la rubia? —me mira con media sonrisa en su cara y me arrepiento al instante de haberla nombrado.

—¿Por qué no explicas lo que pasó realmente? —dice Miguel Ángel, malhumorado—. Natalia me dijo que César y ella eran solo amigos y habíamos bebido bastante aquella noche. Y para tu información, te diré que no busco nada con Laura. ¿Crees que no me di cuenta de cómo marcabas territorio ayer? —levanto las cejas sorprendido y mi hermana ríe a carcajadas.

—¿En serio hizo eso? —le pregunta.

—Solo le faltó mear en su tobillo —Sonia ríe más fuerte.

—Es todavía mejor de lo que creía —las nuevas palabras de mi hermana, por alguna razón, me cabrean más aún. Me niego a admitir lo que están pensando.

Tomo del brazo a Miguel Ángel y con un rápido movimiento se lo doblo detrás de la espalda. Abro la puerta del apartamento y lo empujo afuera.

—¡Tú, a la mierda! —cierro de un portazo—. Y tú... —la señalo con el dedo—, ¡cállate o le harás compañía! —lejos de temerme, sigue riendo a carcajadas.

Voy hasta mi cuarto y abro la puerta del armario con rabia. Como vuelva a encontrarme a ese idiota le romperé la cara. Saco toda la ropa que necesito. Entro a la ducha y me relajo al notar los chorros de agua correr por mis hombros. Poco a poco consigo calmarme y mis ganas de retorcer el cuello a ese personaje van desapareciendo. Ponerme tan a la defensiva cuando hablan de Laura debe de ser por algo. Este conflicto que tienen mi cerebro y mi corazón acabará conmigo.

El tormento de Álex - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora