8. El equipo.

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La mayoría de las personas que no tenían licencia de conducir se quejaban por tener que gastar ridículas cantidades de dinero en el taxi. O por tener que pedirle a sus amigos que les dieran un aventón a casa. O por el simple hecho de no sentirse independientes.

Bueno, en mi caso, la razón por la que detestaba no tener mi maldita licencia era aún peor: los insoportables 15 minutos de camino a la escuela por las mañanas en el auto de Cole.

Parecía como si solo estuviera exagerando, lo sé. Pero juro por el amor a mis Jimmy Choo's negros favoritos que no lo hacía. En absoluto.

¿Y cuáles eran las razones por las que odiaba ir en el mismo auto que mi hermano mayor?

—¿Este viernes es el partido de lacrosse de la escuela? —preguntó Cole a Colin cuando nos detuvimos en un semáforo, interrumpiendo mis pensamientos y provocando que me enderezara un poco en el asiento del copiloto. Este último asintió desde la parte trasera del auto.

—Así es. Oí a Zac decir que el equipo con el que jugarán es el mismo equipo que los derrotó el año pasado en las finales... —empezó a relatar Colin. Yo solté un suspiro.

Razón #1: Tener que aguantar las interminables charlas acerca de lacrosse entre mis hermanos.

—Pues no pienso perdérmelo —afirmó Cole luego de un rato —. Podríamos ir los tres juntos, ¿Qué dices, Charlie? —me preguntó, mientras llevaba su mano a la radio y le subía el volumen un poco, causando que Crazy de Aerosmith inundara el ambiente e hiciera que una mueca se formara en mi rostro casi de inmediato.

Razón #2: Tener que escuchar el mismo álbum de Aerosmith una y otra y otra vez.

—Por mí no hay problema —respondí yo finalmente a la pregunta que me había hecho, encogiéndome de hombros.

—Genial —Cole sonrió, y volvió a poner el auto en marcha ya que el semáforo había cambiado a verde nuevamente. Unos segundos después, volvió a hablar: —. Oh, por cierto, ¿Nate los llevará a casa hoy después de la escuela, o tendré que pasar yo por ustedes?

La respiración se me cortó por un segundo y un leve escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Como Nate era nuestro vecino –y él si tenía su licencia de conducir– siempre después de la escuela era él quien nos llevaba a casa a Colin y a mí. Cole ni siquiera tenía que molestarse en preguntar, debido a que aquello ya era un hecho. Pero estaba segura que la razón por la que estaba preguntando en ese momento, era porque sabía que Nate y yo no nos habíamos estado hablando desde el día de la fiesta; aunque ninguno de mis dos hermanos sabía el porqué. Bueno, en realidad nadie además de Nate y yo lo sabía.

—Yo iré a casa de Alec después de clases —comentó Colin desde atrás —. Así que es solo a Charlie a quien tendría que llevar.

Rápidamente negué con la cabeza.

—No lo creo —respondí. No estaba dispuesta a encerrarme sola con Nate en un auto por 15 minutos. Mucho menos a pedirle que me llevara a casa —. Pero no te preocupes, sé lo pediré a Zac —tampoco quería que Cole pasara por mí, ya que aquello significaría pasar otros 15 minutos extras en su auto.

—Zac no vive cerca de nuestro vecindario, ¿Por qué iría hasta allí solo para dejarte? —cuestionó mi hermano menor. Yo desvié mi mirada hacia la ventanilla.

Jugando con fuegoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz