La venganza

110 8 0
                                    

El ambiente que nos rodeaba paso de ser tenso a ser relajado. Esto ya se parecía a una conversación entre una familia.

- Pero quiero que me digas porque me dijiste lo de los dotes.

- Veras, tengo un rencor desde hace mucho tiempo que va creciendo cada vez más, y cuando te vi y me ganaste la primera vez que nos vimos, creí haber encontrado un ayudante y una oportunidad de venganza.

- Pero no entiendo, tu eres un vampiro, ¿no puedes hacerlo tú solo?- me atreví a preguntar.

- No porque a un vampiro no es fácil vencerle, por lo menos se necesitan a otros dos.- dijo Arco.

- Y pensó en ti como su ayudante ¿no?

- Si.- aseguró Arco

- ¿Pero tanto rencor tienes hacia esa persona o vampiro?-pregunte interesada en el tema de la conversación.

- Verás, vosotros conocéis la leyenda por lo que dijisteis el otro día ¿no?

- Si.- contestemos al uníoslo.

- Pues no se cuenta toda la verdad en ella.

- ¿Por qué? –preguntemos incrédulos

- Porque esa historia la relataron para que vinieran turistas y como que la versión original asustaría un poco.

- ¿Y cómo es la verdadera?

-Veréis…

La leyenda cuenta que ataqué a Lucinda para salvar a mis hijos, pero lo que no se cuenta es algo que ni yo sabía en ese momento.

Lucida era en realidad un vampiro, no me había hecho nada antes por sus sentimientos hacia mí, pero cuando ocurrió lo de la boda, digamos que sus sentimientos cambiaron y solo deseaba hacerme daño. En la caída me mordió y cuando me levante ya no estaba. Por culpa de ella me vi obligado a apartarme de mis seres queridos sino quería hacerles daño. Mi esposa se suicido al poco tiempo, por lo que mi hija se quedó a mi cargo, pero nuca estábamos en la misma habitación por temor a hacerle daño.

Al final, mi hija creció y se fue lejos de mí, nuestra relación padre e hija se había roto y todo por no pasar más tiempo con ella. Fue entonces cuando descubrí que no envejecía, mi rostro era idéntico al de aquella noche, por miedo a ser rechazado por la gente huí al bosque, esperando el día en el que me pueda vengar.

- A ver si yo he entendido, tú quieres que me alíe contigo para acabar con Lucinda, sabiendo que ella es más experta que nosotros dos juntos y que podríamos morir en el intento.

- Am…, dicho así parece horrible, pero no lo es.

- Te ayudare. – dijo Arco.

- Gracias.

- La pregunta es, ¿Qué tienes planeado? Porque tendrás un plan ¿verdad?

- Si. Atacarla cuando menos se lo espere y quizá la logremos derrotar de una vez por todas.

- Es un poco cutre, pero bueno, si es tu plan que se le va a hacer. – dije, haciendo saber que yo estaba presente y que también quería ayudar.

- Maya, esto es muy peligroso, no creo que sea bueno que nos ayudes.

- Pero Arco, yo también quiero ayudar, dadme una oportunidad. Además yo os ayudaría desde casa, es decir, lo que yo haría sería modificar un poco el plan para garantizar la victoria. Vosotros seréis quien lo realice.

- Bueno, si es eso, no le veo pega alguna. – me apoyo Marcus.

- Este bien, es un dos contra uno así que es imposible que gane. En fin, Maya, ¿qué crees tú que debemos hacer?

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora