el bosque

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Cuatro coches de policía estaban parados delante del orfanato, y un policía descansaba sentado en uno de los capos de los coches patrulla. Cuando íbamos a pasar nos detuvo. 

- Alto, nadie puede entrar ni salir del edificio.

El hombre aparentaba tener más o menos veinte años, tenía los cabellos dorados y cortos. Sus ojos hacían saber que era policía, ya que se le notaban las ojeras de varios días.

- ¿Qué ha ocurrido?-Preguntó Arco, asustado y confundido.

- Dos niños de primaria fueron secuestrados, pero a eso de las cuatro el secuestrador se dejo ver cerca del bosque con ellos, por lo que lo seguimos y en medio del bosque delante de nuestros ojos les mordió el cuello, menos mal que solo fue un mordisco, porque sino pobres niños, bueno, que ahora están en la enfermería. Aún lo estamos buscando, ya que se esfumó de la nada, y por eso nadie puede entrar ni salir.

- Gracias por la información, y ahora por favor déjenos pasar, ya que somos alumnos y habitantes del orfanato.

- Anda, pues haberlo dicho antes hombre.

El hombre nos dejó pasar y a los pocos minutos llegó otro a su lado, parecía más joven, y por lo que dijo después lo comprobé:

- Marcos, nos llaman por la emisora, han recibido un aviso de robo en la comisaría, debemos irnos ya.

- Vale, ya voy, a ver si este no se nos escapa delante de los ojos.

Arco me paso el brazo por el cuello e hizo que nos detuviéramos, dejando a Marta caminando sola hacia el instituto. A los pocos minutos, Marta había cruzado la puerta del orfanato y Arco y yo nos encaminábamos hacia el bosque.

Llegamos a lo más profundo del bosque. Nos detuvimos y Arco se empezó a alejar, yo por miedo a quedarme sola en aquel bosque, iba muy pegada a él.

- ¡Aléjate de mí!

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque tu olor no mi permite oler nada más, y estamos intentando encontrar a Marcus, ¿no?

- Ah, vale, ahora me alejo.-dije con tono sorprendida.

- ¿Por qué pensabas que era entonces?

Nos fuimos acercando más y más, yo daba un paso hacia atrás a veces para no estarlo, pero llegó un punto en el que no pude retroceder más, ya que estaba con un árbol a la espalda. Estábamos a escasos centímetros el uno del otro, por lo que le veía los ojos perfectamente, eran verdes claro, eran cálidos y preciosos. Arco me paso los brazos por la cintura y yo se los pase por el cuello. 

- Te quiero. Y lo que más deseo en este mundo es estar lo más cerca posible de ti, no al contrario.- me dijo.

Estábamos a punto de besarnos cuando de pronto, se oyó una voz proveniente de algún rincón del bosque.

- ¡Ohh!, de verdad que hacéis una pareja preciosa, sois tal para cual, la pena es que no durareis para siempre.- La voz sonaba por encima de nuestras cabezas.

Arco se alejó de mí y fue al mismo centro de la zona en la que estábamos para intentar olerlo y encontrarlo. 

Yo tenía miedo de quedarme como estaba, sola, muy lejos de Arco, teniendo a Marcus cerca, muy cerca, incluso demasiado, ya que en unos pocos segundos se puso detrás de mí. Me asustó por lo que pegue un mini grito. Arco al oírlo, sin darse la vuelta para comprobar porqué el grito, se colocó entre Marcus y yo. Arco se coloco con las piernas dobladas un poco, enseñó los dientes y con los brazos extendidos hacia atrás me protegía y se preparaba para atacar.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora