Mentiras

192 7 0
                                    

Al final no ocurrieron más asesinatos y la policía dejo de investigar, pero el miedo seguía en el cuerpo de los otros estudiantes y de los profesores, ya que al asesino no lo atraparon y seguía suelto, no sabían si se había ido o si seguía escondido en el bosque, esperando a otra oportunidad.

Arco seguía estando extraño y sus ojos se oscurecieron un poco, no sé muy bien porque pero me evitaba en los recreos, creo que era por vergüenza o por miedo. Así que empecé a preguntar a sus amigos y resulta que por las noches, según su compañero de habitación Mateo, se escapaba por la ventana pero nunca se atrevía a seguirle por si acaso era algo malo.

Esa noche, me escondí detrás de un árbol y espere, como había dicho Mateo ahí estaba Arco, se había escapado por la ventana y se dirigía hacia el bosque, yo lo seguí desde una distancia razonable para que no me descubriera.

En la mitad del bosque, según yo había calculado, se detuvo, miro a ambos lados por lo que me tuve que volver a esconder detrás del árbol y luego empezó a… ¡Olisquear! No me lo podía creer, estaba olisqueando como un perro, si lo hubiera sido, se diría que estaba buscando un rastro de algo.

Al rato, se esfumó en la nada, fue un visto y no visto. Yo seguí esperando a ver si volvía a aparecer, pero nada, al final me estaba quedando dormida. En una de estas cabezadas una sombra se deslizó delante de mí hasta estar a escasos centímetros de mí.

No me lo creía, era Arco, la sombra era él. Pero tenía algo raro, unos colmillos muy afilados y sus ojos eran negros, creo que se dio cuenta de que era yo porque se fue esfumándose.

Luego no sé lo que pasó, puede que me durmiera o que me desmayara por el susto, sea como fuere tuve un sueño la mar de raro en el que aparecía Arco, mordiendo a los profesores, no sé porque pero creía de verdad en el sueño que él era el asesino.

Estaba en medio del sueño cuando sentí una leve brisa, la misma que me despertó. Me encontraba en la enfermería, lo primero que vi fue a una enfermera tomándome el pulso.

- ¿Qué pasa? ¿Qué hago aquí?

- Tranquilízate, estas en la enfermería.

- ¿Pero cómo he llegado hasta aquí?

-Un chico te trajo en brazos, parecía muy preocupado, deberías decirle que ya estás bien.

- ¿Cómo que me trajo un chico? – en ese momento me vino a la cabeza lo último que había visto, a Arco muy cerca de mi, guau, demasiado cerca.

–Y ¿Dónde me encontró?

- Pues él dijo que en los pasillos que llevan a la biblioteca, que erais buenos amigos y que estaba muy preocupado, hasta que no te diagnostique no se fue, ese chico siente algo muy fuerte por ti.

-Gracias por decírmelo. Puedo irme a clase ya, estoy bien.

-Sí, claro, seguro que fue por el cansancio, eso mismo se lo dije al chico, pero se fue un poquito mosqueado.

-Adiós.

-Igualmente jovencita.

Lo primero que hice nada más salir de allí fue irme a mi cuarto a cambiarme de ropa, llevaba la ropa del día anterior, y no estaba muy a gusto. Después ya encontraría a Arco y le pediría que me lo explicara todo desde el principio.

Después de cambiarme de ropa, me recorrí todos los pasillos, todas las habitaciones y recovecos pero no lo encontré, por lo que decidí mirar fuera, cuando salí lo vi sentado en la fuente leyendo un libro, con ese aura que a mí me gustaba tanto, cuando se dio cuenta de que me acercaba se fue.

Por lo que volví a buscarlo, pero nada, no daba señales de vida, pregunte a todos los profesores, a su compañero Mateo, a Marta… pero nada, no apareció en ese día.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora