Capítulo Seis

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Zayn:

Normalmente él no se dejaba intimidar por una poción que debía llevar dentro piel de sapo, pero ese día estaba algo asqueado para conseguirlo. Zayn era un mago, un brujo, como diría toda la gente que lo amenazaría con la muerte. Era especial, tenía poderes, podía conseguirlo todo. O quizás no todo.

Esa tarde estaba en su jardín, su bosque, con el caldero humeante, rebosando un líquido grasiento y mal oliente. Mezclaba con pereza y angustia. Tal vez la poción no surgiría efecto una vez más. Tal vez ya estaba cansado de utilizar la magia para forzar las cosas.

Escuchó unos pasos que se acercaban a toda velocidad. El sonido de una respiración agitada. Tomó un bastón que muy pocas veces usaba para golpear cosas y se escondió detrás de un árbol. Las pisadas se oían cada vez más cerca. Miró hacia el cielo, cubierto por las hojas de las copas de los árboles. Le pareció ver algo más que el verde del follaje y el celeste del cielo, pero no se molestó en averiguar que.

De repente un muchacho pasó a su lado corriendo a toda velocidad. No le dio tiempo a reaccionar. Siguió con la mirada al chico que se alejaba saltando y esquivando raíces. Lo siguió con sigilo, rápido, dejando una prudente distancia.

El rubio se frenó, analizando todo el terreno que tenía a su al rededor. Parecía saber lo que hacía. Miraba hacia arriba en busca de algo, y se fijaba en cada rincón del bosque, aunque no pudiera ver a través de los árboles. Su rostro estaba colorado, de un tono extrañamente encantador. A pesar de estar asustado, se tomaba su tiempo para reflexionar sobre el entorno.

Zayn se posicionó tras él y cuando el chico volteó porque sintió su presencia, lo golpeó con su palo justo en la cabeza. El muchacho se desplomó haciendo un ruido sordo al rozar el suelo húmedo. Lo arrastró como pudo, dejando que se le pegaran hojas secas, ramas quebradas y cualquier cosa que pudieras encontrar en la tierra. No le molestaba ensuciarlo, de todos modos ya estaba bastante sucio. Lo entró en su casa. Un diminuto hogar hecho de madera de roble, con una bella decoración en el techo. Realmente no parecía más que la casa de un leñador. Un leñador con poderes mágicos, tal vez. Alzó al pequeño como pudo y lo dejó en su cama. Fue a preparar té para cuando despertase. Sabía que no había sido un fuerte golpe, así que pronto estaría despabilado con muchas dudas en la punta de su lengua.

Era bellísimo. Sus cabellos dorados cubiertos de polvo estaban alborotados en un casi perfecto remolino, lo que lo hacía pensar a Zayn, ¿que tan revuelto podía estar su pelo para quedar tan bien? Sus ojos estaban cerrados, pero sabía que cuando los abriera se obnubilaría por el destello de ellos. Deseó tocar sus labios con sus dedos. Desenguantó su mano derecha y se acercó a él. La yema de sus dedos se posó sobre los pálidos labios, acariciándolos dejó escapar una sonrisa.

Quizás no necesitaba después de todo esa poción.

Aguardó en un banco, contando los minutos que pasaban antes que despertara.

Zayn nunca tenía visitas. Era un chico solitario que vivía cómodamente en el bosque. ¿Quién iba a visitar a un brujo? Por suerte nadie. Por eso se sentía aliviado de que alguien por fin estuviera allí. Y mejor aún si era aquél chico.

El joven despertó. Lo primero que hizo fue llevar una mano a su frente, justo donde había recibido el impacto del palo. Y luego tocó sus labios. Miró hacia todos lados, una vez más intentando descubrir algo.

-¿Quién eres?- Su voz y sus ojos eran mucho mejor de lo que el brujo había imaginado.

-Zayn, un gusto.- Se acercó para darle la mano y entregarle el té que había preparado. El otro solo se tiró hacia atrás, incapaz de aceptar ese saludo y la infusión.

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⏰ Last updated: Mar 24, 2016 ⏰

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Dragon Age (LarryStylinson)Where stories live. Discover now