Capítulo Cuatro

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Niall:

Cuando Louis lo dejó recostado en su litera dentro del barco en el que vivía, solo, sin nadie más, se decidió por seguir durmiendo. No estaba con ánimos. Su cuerpo aun dolía por el golpe de la caída, y su mente todavía recordaba al caballero y el cuerpo ensangrentado del Rey.

Cerró los ojos y se permitió descansar, aunque no pudo hacerlo. Sus sueños se transformaron rápidamente en pesadillas, haciendo que una bella tarde en un prado con su mejor amigo, se convirtiera en un oscuro paraje nocturno lleno de sonidos aterradores y un hombre tenebroso que los seguía hacia el bosque.

Se despertó entre jadeos y un grito ahogado por sus propias manos. Se puso de pie, no recordando haberse dormido allí. Observó aquél lugar y descubrió pronto parte de las cosas de Louis. Sonrió al pensar en lo humilde, pero sumamente acogedor que era ese sitio.

Le gustaba el lugar, a pesar de que siempre se negaba a vivir allí con su compañero de travesuras. Y la razón por la que realmente no se mudaba con él era que le disgustaba la compañía de otras personas ajenas a su círculo de confianza, que estaba compuesto solamente por Louis. Era extraña la sensación que le producía, era como si por primera vez quisiera realmente quedarse allí. Amaba que su amigo se preocupara por él, y ahora entendía porque siempre insistía en que se mudara. 

Se puso de pie y trató de estirar sus músculos, se quejó al sentir un agudo dolor punzante en su brazo. Se acercó a la ventana y se asomó observando como el agua calma del rio mecía el bote. Volvió su vista al interior del compartimiento. Era definitivamente mucho mejor que vivir bajo un puente. Las literas de los marinos estaban deshechas, ninguno había tendido sus camas. Los zapatos estaban desorganizados y muchas ropas colgaban de los anaqueles de madera que decoraban el sitio. Acomodó parte de las pertenencias de su amigo, doblando y ordenando todo en un lugar apropiado. Cuando terminó sacó de su bolsillo algo que no recordaba haber escondido allí. Un cofre pequeño, el mismo que había arrebatado del carruaje real. Volvió a guardarlo y se decidió a volver al puente.

Salió, entrecerrando sus ojos al sentir el fuerte sol cegarlo. Bajó del barco y se encaminó, sumamente entusiasmado, a ir por sus bienes personales. Había mucha gente en ese mediodía en el puerto. La mayoría estaba trabajando, sin embargo, otros conversaban respecto a la visita del Rey del día anterior.

¿Acaso nadie sabía que el Rey había muerto? Niall deseaba recordar cada instante de la noche, pero cada vez que lo intentaba la imagen del caballero le llegaba a la mente. Quizás aun esa terrible noticia no había llegado a los oídos de las personas del pueblo. Dejó atrás el suelo de madera del muelle para descubrirse pisando el piso empedrado.

Niños jugueteando en las calles le sonreían a Niall, a pesar de que su aspecto era deplorable.
Llegó luego de varios minutos debido a su lento andar. Se quedó bajo el puente acomodando todo dentro de una gran bolsa oscura. Cargaría todo en su hombro hasta el bote de Louis, por fin se mudaría con él luego de muchos años de amistad. Estaba seguro de que con Lou estaría a salvo de cualquier cosa.

Sentía melancolía por su hogar así que se sentó un segundo para apreciar el corto río sin mucho caudal que estaba a su lado, posiblemente fuera la última vez que lo vería.

Sacó de su bolsillo una vez más la caja robada y volvió a observarla. No seria mal momento para descubrir que era lo que traía dentro. 

El cofre diminuto cabía en la palma de su mano. No parecía contener nada valioso, puesto que era de madera astillada. Un pequeño cerrojo que parecía no estar cerrado. Sin embargo, si lo estaba. Jaló de la tapa pero fracaso en el intento de abrirlo. Volvió a intentar abrirlo con más fuerza, incluso llegó a golpearlo contra el piso. Agarró un cuchillo y apuñaló la cerradura. Pero nada hacia que se abriera.

Dragon Age (LarryStylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora