Capítulo Cinco: 1/2

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Harry:

Esa mañana despertó de un humor particular, no tenía ganas de hacer nada, pero debía trabajar para poder mantener su pequeña casa, eso era lo único que lo motivaba. Una larga mañana de trabajo, y lamentablemente esa vez, no vendría Louis para salvar su exasperante horario con una bonita sonrisa y encantadora presencia.

La jornada de trabajo era demasiado larga y aburrida, como siempre. Ordeñar vacas, recoger los huevos, podar pastos, nada interesante. Sus tareas domésticas solían dejarlo agotado, sin ánimos de nada, con la secuela de un sueño terrible. Sudaba por horas bajo el abrasador sol del Norte. A veces envidiaba a los sureños, el frío que hacía allí era la norma y mientras trabajaban no lograban transpirar, a pesar de hallarse en época de verano. Pero claro, él jamás había experimentado el invierno en el Sur. Eso si que era horrible.
En esa estación a los niños se les prohibía salir a jugar a la calle, eran obligados a mantenerse en sus casas, junto a la leña del hogar, ya que una sola excursión al exterior podría significar un resfrío. Y un resfrío podía significar la muerte.
Cuando estabas allí en invierno era común sentir como los músculos se tensaban y casi que se congelaban. La sangre corría más lento y eso provocaba que tu cuerpo disminuyera la capacidad de moverse cómodamente. Y todo esto traía sus consecuencias.
La producción que el Sur estaba acostumbrado a hacer era baja, haciendo que todo el reino se estancara, dejara de circular dinero en el mercado, produciendo una dura devastación económica.

Pero a Harry eso lo tenía sin cuidado. Él solo enfocaba su tiempo para ser útil para la economía familiar. El resto del reino... pues podía bien irse a la mierda.

Excepto Louis, claro.

La tarde ya había llegado, el cielo tornándose de colores cálidos, naranja, rosado y tonos amarillentos adornando el paisaje. El calor disminuyendo de a poco, a medida que descendía el sol. Terminó sus tareas con ciertas ganas de comer, que hacían que su estómago gruñera. Así que lo primero que hizo al entrar fue ir a la cocina a masticar algo que lograra llenar el hueco. Cuando hubo terminado Harry se relajó completamente, se había dado un largo baño y estaba descansando en su cómoda cama. Perdido en sus pensamientos, intentando calcular lo que faltaba hacer el día siguiente, no logró escuchar cuando alguien tocó la puerta. Una, dos, tres veces, y en la sexta el chico se levantó corriendo. Grande fue su sorpresa al encontrar allí a cierto castaño. Sabía que Louis no venía dos veces en una misma semana, y mucho menos dos días seguidos. Ni hablar que no llegaba jamás a esas horas.

-¿Lou?- Preguntó extrañado, desconcertado más bien, pero a la vez con un crecido entusiasmo.

-¡Harry, necesitamos tu ayuda!- Se lo notaba con un súbito aliento, casi que ni lograba respirar con facilidad.

Necesitamos, necesitamos, necesitamos. ¿Eso había dicho? ¿Plural?

El rizado parpadeó varias veces antes de notar al rubio junto a su amigo, no supo como reaccionar. Louis apareciendo en su casa inesperadamente con el rubio más buscado de todo el Norte. O quizás todo el reino.

El rostro del chico de ojos celestes estaba por todo el pueblo, los carteles bañaban cada lugar. El asesino del Rey estaba allí y, ¿era Louis cómplice de un asesino? Eso no podía estar pasándole.

-¡Hazz, hazz!- La voz del castaño sonaba agitada, como si hubiera corrido un maratón. El chico a su lado no emitía sonidos. -Hemos corrido desde el puerto, hay mucha seguridad que al parecer esta detrás de él y no sabemos porque, por favor, déjanos quedarnos en tu casa.

Louis Tomlinson le estaba pidiendo quedarse en su casa. No sabía cuantas veces había soñado ese momento, aquél instante en que Louis decidiera no volver al Sur y se permitiera disfrutar de su compañía. Pero nunca dedujo la posibilidad de que llegara con un prófugo. No podía dejarlo.

-Lo lamento, Lou, no puedo.- Le dolía más decirlo, que pensarlo. Se estaba haciendo daño a si mismo al negarle refugio al mejor amigo que jamás había tenido antes. -Me encantaría que te quedes pero no dejaré entrar a ese pobre aquí.

La mirada de Harry hacía sentir incomodo al pequeño, el chico de ojos verdes no podía dejar de mirarlo, y no por su belleza, más bien por su aspecto sucio y desaliñado. El rizado suspiró al notar la mirada dolida de su amigo.

-No sabía que pensabas así de la gente del Sur, creí que eras diferente, si no quieres a los pobres nosotros no tenemos nada que hacer aquí.- Se dio la vuelta, su expresión había cambiado a la de un enfadado chico, con el ceño fruncido y sus ojos chispeantes de odio. Tomó el brazo del zarrapastroso con algo de brusquedad. - Vámonos, Ni. Quizás podamos refugiarnos dentro de algún tronco hueco en el bosque.

El rubio le dedico una mirada que implicaba repugnancia hacia el dueño de la casa. Harry estaba seguro que si Louis no lo hubiera obligado a seguirlo, el menor le hubiera escupido.

-Espera, Lou.- Dijo con un susurro. Sabía que se arrepentiría de eso. -Pasa.

El amigo del castaño sonrió de lado. Se acercó a él, y pudo notar que bajo toda su capa de mugre era tan solo un chico. Puede que asesinara al Rey, pero en él solo lograba despertarle ternura.

-Gracias.- Dijo posando su mano sobre el hombro de Harry.

-No lo hago por ti, lo hago por él.- Señaló a Louis que aun seguía algo de mal humor. Este lo escrutó con algo de frialdad en su mirada.

-¿Porqué lo desprecias? ¿En verdad odias a los pobres del Sur?- Harry no respondió, solo bastó que inclinara su cabeza para que Louis comenzara a querer estrangularlo. -¿Me odias a mi?

-No, Lou, yo... jamás... Yo no...- Titubeó con cada palabra no logrando formar una oración completa, o puede que no sabía que decir sin sonar como un desesperado enamorado.

El rubio estaba impacientándose por alguna razón, quería entrar ya a la casa. Harry se hizo a un lado para dejarlo pasar. Louis intentó seguirlo, pero fue detenido por el brazo del rizado.

-Lou, ¿porqué jamás me dijiste...?

-¿Qué soy maldito sin dinero?- Louis sabía que palabras usar para describirse a la perfección, pero decidió tomar esas para enfatizar su discurso. -Nunca te hubieras fijado en mi.

-Es imposible no fijarse en ti.- Sin pensarlo si quiera se lanzó a los brazos de Louis que, atónito, lo atrapó. -No era necesario mentir respecto a tu procedencia.

-Aun así se que detestas a los sureños.- Se separó de su amigo, si todavía se atrevía a llamarlo así.

-No es eso. Ese chico es un asesino, Lou, lo sabes bien.

-¡¿Niall?! ¿Bromeas, verdad? Es inofensivo.- Dijo adoptando una pose más cómoda.

-Lo buscan por ser quien mató al Rey, Lou. El reino vecino planea declarar la guerra. Y solo por...

-Yo estuve ahí. Niall no lo mató. 


Nota de las autoras: No es para molestar, es solo que este capítulo se nos hacía largo y decidimos dividirlo en dos para que no sea pesado. 
Los amamos!

Dragon Age (LarryStylinson)Where stories live. Discover now