Capítulo Dos

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Liam:

-Joven Payne, despierte, el desayuno esta listo.

Liam rodó por su gran cama tapándose la cara con la almohada, era Lunes por la madrugada y su familia ya estaba desayunando en la gran sala. Lunes, el día que más odiaría por el resto de su vida, ya que como príncipe debía cumplir con sus obligaciones, y una de ellas era casarse con una princesa que él no conocía. Su padre y el Rey del reino vecino, habían arreglado el matrimonio cuando él y su futura esposa aun eran jóvenes y solo tenían cinco años.

-Dile que ya bajo.- Ordenó con su voz cargada de sueño a su sirvienta. La noche anterior no había podido dormir, los nervios lo consumían poco a poco. Tenía un plan bastante arriesgado, que, con ayuda de algunas personas de confianza podría llevarlo a cabo.

Se tomó su tiempo para decidir asistir al desayuno con los reyes. Dos de sus súbditas personales lo ayudan a desvestirse para darse un baño relajante, ese sería un duro día y lo que más necesitaba era calmar sus ánimos. Se vistió pulcramente, con ropas de seda fina, delicadas al roce, cómodas como ninguna otra tela.

Al bajar por fin está listo para enfrentarse a su cruel destino. Sus padres estaban teniendo una animada conversación acerca de la boda de su único hijo. Llegó soltando un sonido desde lo más profundo de su garganta llamando la atención de ellos.

-Buenos días, madre. Buenos días, padre. Les agradecería que no hablaran de mi matrimonio forzado a mis espaldas, buen provecho.- Cada palabra es escupida con veneno de sus labios.

El resto del desayuno los tres se mantuvieron en un silencio incómodo y tenso, su madre lo miraba preocupada, sin querer que su amado hijo deje de hablarle por un error del pasado. Al terminar, Liam se levanta susurrando un "gracias" y decide regresar a sus aposentos. Más de una hora pasa en el vestidor volviendo a elegir una ropa que sea apropiada para las circunstancias, para una ceremonia tan importante, una que no ocurriría.

Siendo astuto y no queriendo actuar por puro impulso fue en busca de su consejero, para asegurarse una vez más que todo estaría en orden.

-Príncipe, Liam.- Susurró impresionado, haciendo una delicada reverencia. -¿Qué lo trae por aquí?- Disimula su actitud, viendo que el cuarto en el que se encuentran está aun con algunas sirvientas curiosas.

-Venía en busca de un consejo, Jeffrey.- El castaño caminaba observando cada rincón de la habitación mirando con desdén a las mujeres, obligándolas con sus ojos amenazantes a retirarse a toda prisa. -¿Debo o no matar a mi padre?

La forma tan directa de decir eso sorprendió al hombre, que parpadeando varias veces, abrió y cerró su boca. -Nuevamente ese asunto, príncipe. Yo creo que debe poner un punto final al reinado de su padre.

-¿Cuando?

-En el carruaje, he conseguido un guardia que está dispuesto a guardar este secreto con usted, deje todo el camino libre. Cuando el Rey menos lo espere, bum, lo matará.

Todo eso le daba vueltas en la cabeza, realmente no estaba dispuesto a casarse. Pero tampoco estaba dispuesto a matar a su Rey.

Su padre lo esperaba con una gran sonrisa al final de las escaleras, su mirada reflejaba orgullo puro, haciendo que Liam comenzara a arrepentirse de su plan. Al salir del castillo, Olly, uno de los tantos hombres encargados de la seguridad de la familia, los guió hasta el carruaje. Guiñó un ojo, en signo de complicidad, hacia el menor de los Payne y salió de allí con una reverencia.

-No quiero casarme con la princesa Sarah.- Comentó haciendo un berrinche, con sus brazos cruzados sobre su pecho y las mejillas infladas con un puchero. Quizá lograría convencer a su padre, y así evitaría una catástrofe al no emplear su plan.

Dragon Age (LarryStylinson)Where stories live. Discover now