Capitulo 53

311 13 0
                                    

  Luego no recuerdo que más paso. Sé que hablé con Jacob y le conté que mañana tendré nueva cita con Lena, se puso radialmente feliz. Amé verlo así.
También hable con Jan, fue espantoso:

Jan: Dicen que... andas con Mario. Ya no saben ni que inventar. –Me comento en el recreo, cuando se acerco a mí porque estaba sola. Matilde y Jade habían ido por comida y Mario no sé a dónde se había metido –

Bien. ¿Cómo le digo que los "chismes" son ciertos? Jan me hablo con tanta naturalidad que parecía estar seguro de lo que decía. ¿Cómo empiezo? A lo mejor... no "gusta" de mí. Por ahí todo es paranoia de Bautista

Tu: Uhm... es que no lo inventaron. –Le confesé mirando el piso, después solté una risa nerviosa. –

Lo miré y me estaba mirando perplejo mientras podía observar que su rostro estaba completamente blanco.

Jan: ¿Sales... con Bautista? –Me dijo mostrando su frustración –
Tu: Sí. –Le dije con lentitud. – ¿Está mal?
Jan: ¡Sí! Está mal, muy mal.

¿Qué? ¿En verdad esa fue su respuesta? No esperaba respuesta alguna departe de él. ¡Esto es absurdo!

Tu: ¿Por qué? –Le pregunte arrastrando las palabras, horrorizada a su sinceridad. –
Jan: El no... no te merece. No encaja como pareja tuya. –Me dijo apurado –Son diferentes en todos los sentidos. Tú no conoces nada de él...
Tu: ¿Y tú sí? –Le dije con mis ojos llenos de furia. –
Jan: Sí. Lo conozco lo suficiente como para asegurarte que chicas como tú no son su tipo. –Me dijo y tomo un respiro antes de seguir. – ¿Qué te pasa? ¿Por qué te relacionas con él?

Lo mire un segundo y me di la vuelta para irme. ¿Por qué lo hice? No se lo hubiera dicho.
El me alcanzo y me tomo del brazo. Me atrapo y ridículamente la mayoría se daba cuenta de lo que pasaba.

Tu: ¿Qué haces idiota? –Le dije empujándolo. Pero no lo moví ni un centímetro –Suéltame –le susurre –

'Sí Mario llega a verte forzándome. Allá tú'

Tu: ¿Por qué haces problema? ¿No me refregaste toda tu vida que un grano de arroz te importa más que yo? Déjame hacer mi vida, Jan, no te metas. No pedí tu opinión.
Jan: ¡Es que no puedes estar con ese imbécil! –Me dijo bajando la voz –
Tu: Haber, ¿Por qué? ¿Por qué es más grande que yo? ¿Por eso? –Le dije desafiante. Me estaba hartando –
Jan: Cuando lo conozcas y te acuerdes de lo que te dije, me llamas. –Me susurro muy cerca, me soltó y se fue. Dejándome parada como una idiota. –

Quede confundida. Sacudí mi cabeza y me dirigí al baño para hacer mi necesitad.

Ahora estoy con Sheila, la sorpresa de Mario.
Mario fue el más tierno del mundo y me regalo, por mi cumpleaños, una gatita.

Mario: No sé si te va a gustar o si de desilusionara porque por ahí... –Me estaba diciendo totalmente serio. El Bautista estaba nervioso. Ah –
Tu: ¡Ya, dámela! –le dije impaciente –

Saco del auto una cajita, no muy grande, no muy pequeña, rosada. Me la extendió para que la tome y eso hice. Cuando estuve a punto de sacudirla para ver que era el me dijo:

Mario: ¡No la sacudas! –Lo mire y me arrepentí. –

Lo abrí y solté un grito. Mire a Mario, quien me miraba atento.

Tu: ¿Esto es mi sorpresa? –Le pregunte sonriente y dando brincos en mi lugar. –
Mario: Sí. ¿Te gusta?
Tu: Me encanta, gracias Mario.

Lo bese y después lo abrase. Ahora que me doy cuenta Mario pensó en lo que yo quería... un día, no lo conté porque recién lo recuerdo, el me pregunto si me gustaban las mascotas. Le dije que sí me gustaban pero no a mi madre. Me preguntó cuál era mi preferencia, le conteste que tener una tierna gatita siempre fue mi deseo desde niña.
Y ahora me lo concedió.

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora