STARK (2)

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Adoptada por Stark, pero mantenida en secreto, Mía se crió bajo la tutela de muchos maestros. Aprendería física, matemática avanzadas... tal vez historia... mucho de energía termonuclear. 

Pasó veinte años yendo de universidad en universidad, tratando de aprender a cómo manejar el Tesseract. Ella sabía lo que era... la Gema Espacio, una de las seis gemas del universo que debían protegerse de caer en las manos equivocadas. Mía solo conocía un par de ellas. El Éter formaba parte del par junto con el Tesseract, porque la leyenda de la sustancia oscura de los elfos oscuros era bien conocida en su mundo... su mundo. ¿La extrañarían? ¿Estarían buscándola? ¿Aún? Tal vez hayan pasado siglos desde que cayó a la tierra... ya no sabía cuánto tiempo estuvo vagando por el mundo antiguo.

En los múltiples viajes desde que escapó de Roma, pasó por tantos países que ya no recordaba en qué momento había perdido su lanza o su capa de plumas negras, sabía que también faltaba algo... pero su mente a veces perdía la noción de las cosas, era una maldición por ser desterrada... sí, como si eso fuese cierto. Nadie quiso desterrarla, nadie quería deshacerse de ella ¿y por qué entonces seguía ahí?

Sentía tristeza al pensar en su antigua vida, cuando solo por su belleza y encanto le fueron regalados castillos y reinos y riquezas. Podía recordar a sus amigas, aquellas leales siervas que con ella decidían la victoria en una batalla. Podía recordar a su familia, su maestra...

Su antigua vida... si no hubiese sido por ese día.

Si ese día ella no hubiera decidido perseguirlo...

No podía cambiar el pasado...

Pero si pudiera ¿habría ido tras él?

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La sala estaba iluminada por las antorchas, todo se veía hermoso... era la primera vez que entraba a ese palacio. Todas sus lecciones eran en un lugar diferente cada día. Tenía que hacerse diestra en las artes de la ilusión, tenía que ser mejor que todos los demás... ella tenía que deslumbrar a los demás con su belleza y poder, siempre lo hacía.

Frigga era una gran maestra, aunque ella no era su única discípula, también estaba el travieso Loki, quien constantemente trataba de ser mejor o ganar alguna apuesta acerca de quien hacia mejor esto o aquello... a ella no le gustaba perder contra Loki, pero tenía que admitir que se divertía jugando con él. Aunque ella fuera menor que el "simpático" hijo de Odín, bien podía hacerle competencia.

- ¡Freya! – gritaron a lo lejos – ¡oye Freya!

- ¡Sif! Qué gusto verte otra vez.

- ¿Viniste con la reina?

- La Señora está hablando con el Padre de Todos ahora, creo que tiene que ver con algo de mis avances, ella dice que estoy más adelantada, incluso más que Loki.

- ¿Cuánto tiempo tienes estudiando con la reina?

- Creo que esta es la lección quince, si bien recuerdo.

- ¿Y no extrañas Vanaheim? Después de todo eres su princesa.

- No quiero hablar de eso ahora. Cuéntame de ti, Sif, qué planeas hacer el fin de semana. Creo que algunos planean un banquete.

- Aquí todo el mundo planea banquetes todo el tiempo.

- No se espera menos de los asgardianos. Quisiera que mi padre alguna vez me dejara venir a uno.

- Tu hermano viene seguido.

- Sí, pero no quiero venir bajo custodia de mi hermano...

- Vaya, vaya, vaya... ¡qué tenemos aquí!

- Loki.

- Freya. Creí que ya te habías aburrido de tus infructíferas lecciones con mi madre.

- ¿Infructíferas? Sabes tan bien como yo que las lecciones son bastante provechosas en mí. Puedo vencerte cuando quieras.

- Eso dijiste la vez pasada, pero no pudiste hacerlo, ¿verdad?

- ¡Porque tú me lanzaste agua, bruto!

- ¡Freya!  - exclamó Sif, aguantando una risa nerviosa.

- Lo-lo lamento. - dije avergonzada - Loki me saca de quicio. Sif por qué no vamos a otro lugar...

- Pero Frigga... la reina vendrá por ti. Además estoy esperando a Thor...

- ¿Él va a venir? – preguntó Loki con esa cara de falsa impresión – ¿Qué se traen tú y mi hermano, Sif?

- No es de tu incumbencia, Loki – unos tacones se oyeron llegar desde afuera y la reina Frigga apareció frente a ellos ataviada de dorado y verde perla.

- Niños – les dijo mirando a Loki y a Freya – es hora, hoy trabajaremos muy duro.

- Madre. – dijo Loki en una reverencia.

- Reina. – dijo Freya de la misma manera.

Frigga avanzó hacia la puerta mientras que Loki se ponía lado a lado con Freya, mirándola y sonriendo astutamente como solía hacerlo cuando nadie lo miraba.

- Esto no termina, princesa. Quiero que admitas que soy espléndido.

- Veremos quién es el "espléndido", Loki. No tengas muchas esperanzas de ganarme.

- Anhelo ver tu derrota.

- Anhela todo lo que quieras... no la verás jamás.

- ¡Niños! Murmurar a mis espaldas no garantiza que no sean oídos.

- Lo siento.

- Lo siento... - Freya le mandó una mirada asesina a Loki, pero él respondió con esa sonrisa traviesa que siempre la sacaba de quicio. La princesa rodó los ojos en blanco y siguió caminando. No iba a admitir que él era "espléndido"... aunque lo fuera un poco... solo un poco.

MIAWhere stories live. Discover now