James, besó la espalda de Mia, mientras ella se dejaba querer simplemente depositó su cabeza en la almohada hacia un lado, mientras cerraba los ojos y trataba de mantener a raya sus pequeños gemidos, mordiéndose el labio. Poco a poco, James descendió hasta llegar al minúsculo tanga blanco, para la percepción de él, de Mia mordió un cachete haciendo que ella soltase un pequeño grito de sorpresa, adoraba las reacciones de Mia, como si nunca hubiera tenido relaciones, como si fuera su primera vez en disfrutar de esas sensaciones.

James giró lentamente a Mia, preparándose de la vista que iba a tener, ella tenía un gran culo, no podía imaginarse sus grandes pechos. Desabrochó el sujetador blanco de algodón, sin importar si lo rompía o no, el solo quería verle los pechos. Unas montañas se descubrieron a te sus ojos, sin poder evitar un suspiro de admiración por ellos, eran perfectos ante los ojos de cualquier hombre, pero desde ese momento, James sabía que solo eran para él e incluso se alegró de que ella no fuera la mamá del bebé y así tener que compartirlos. Eran perfectos, grandes, morenos, con una aureola grande y teniendo cerca de una de ellas una peca en forma de corazón, sus pezones se mantenían erguidos ante el aura a sexo que se respiraba en el ambiente. Los acarició levente haciendo que Mia soltase un suspiro en la boca de James, pero este se retiró y se acercó a uno de ellos, besándolo, saboreándolo, mientras acariciaba el otro con su mano. Eran perfectos para su gran mano, eran perfectos para él.

Mia comenzó a gemir más fuerte, esta vez no podía reprimir el impulso, simplemente se dejó llevar, fuertes corrientes le recorrían el cuerpo, hacía tanto que no sentía eso, que era una sensación extraña, pero adictiva a la vez. Quería más y más cada vez, sujetó con fuerza el pelo de James, quería que el siguiera besando sus pechos, pero quería que estuviera dentro de ella lo más pronto posible. Intentó quitar la camisa de James, sin éxito alguno, nunca se le dio bien los botones, así que, con una camisa lo llevaba claro. James se la quitó, rápidamente, cosa que a Mia le sorprendió, estaba claro que tenía práctica y sabía lo que se hacía, ella masajeo dulcemente su espalda, pero le era insuficiente, tenía calor, mucho calor. Solo quería apagar ese calor, por dios, era insufrible, no podía más. Descendió sus manos hasta dar con el pantalón de James, le desabrochó el cinturón y se volvió a topar con dos botones, se puso nerviosa al no poder desabrocharlo, James le volvió a ayudar y se quitó el pantalón, quedándose en unos bonitos calzoncillos negros, ni se fijó en la marca, ni quiso hacerlo, en ese momento solo quería apagar su calor.

James, hizo un reguero de besos desde los pechos hasta el pequeño tanga blanco, se lo quitó en un rápido movimiento, haciendo que ella soltase un suspiro. Continuó besándole y bajando, beso su clítoris cosa que hizo a Mia estremecerse, ella estaba a punto de correrse, lo notaba. Apoyó lentamente sus dedos sobre su parte íntima, produciendo un leve temblor en ella, abrió lentamente los labios, viendo como un líquido espeso se apoyaba en ellos, era obvio que estaba lista, introdujo sus dedos dentro de ella en un rápido movimiento, haciendo que Mia gimiera de sorpresa y placer. Primero suavemente, empezó a mover sus dedos dentro de ella, pero más tarde los movió con mucha más fuerza hasta hacerla correr. Mia se mordió el labio fuertemente para no gritar a todo pulmón, eso había sido increíble, con solo dos dedos se había corrido sin dificultad y en un minuto. James se irguió y se apoyó en Mia, ella chupó sus dedos, saboreándose a sí misma, sin dejar de mirarle. Tenía una mirada profunda, a ella siempre le costaba pensar cuando él le miraba con esa intensidad.

James besó sus labios dulcemente, mientras daba un respiro a Mia, pero ya no aguantaba más, sus pechos eran algo demasiado para él, y no podía dejar de pensar cómo se sentiría con ella dentro y el besándolos. Así que se puso a ello, retiró el pelo de la cara de Mia, le besó castamente, para quitarse rápidamente sus calzoncillos, poniéndose un preservativo, se dirigió a Mia la cual le miraba con pura lujuria, agarró su extremidad y la introdujo suavemente en ella, primero notó tensión en Mia, pero rápidamente eso desapareció, mostrando oleadas de placer por todo su cuerpo, empezó a moverse lentamente mientras dejaba besos por el cuerpo de ella. Dios mio, esos pechos le iban a volver loco, eran su pasión, lo mejor de su vida a partir de ese momento. Los besó a conciencia mientras empezaba a introducirse más a fondo en Mia, ella empezó a gemir, cada vez más fuerte, pero se resistía a abandonar su mente. Él quería que ella dejase de pensar, que disfrutase. Ascendió hasta quedar a la par de su cara.

-Mia, déjate llevar- James gruñó mientras le besaba apasionadamente.

Empezó a embestir más fuerte, mientras gruñía en la boca de Mia, la corriente se hizo más fuerte, el calor estaba cada vez más presente, ella solo quería quitarse ese calor, era insoportable, no podía más, cada vez era más intenso.

-Mia, di mi nombre. Di lo. – James exigió a punto de correrse dentro de ella.

-James, por favor, no pares. – Una suplicante Mia sujetaba con fuerza la espalda de él, queriendo que se fuera ese calor infernal.

Con cada embestida, Mia empezaba a soltarse, en un principio se mordía el labio para no gemir delante de él, pero James no lo permitió se acercó a su cara y empezó a besarla hasta que los gemidos de ella se hicieron fuertes y sonoros, quería oír que ella disfrutaba con él.

Llegó el momento del clímax, Mia apretó sus uñas contra los hombros de James, haciendo que éste soltase un pequeño gruñido de dolor, mientras envestía con más fuerza dentro de ella. Ambos gimieron cuando llegaron a la vez al orgasmo, ella en un suspiro dijo el nombre de James, haciendo que este se apretara más fuerte a ella para poder sentirla, le gustó que se corriera con él, le gustó que pensara en él mientras lo hacían, ella era perfecta para él.

Con ese pensamiento, James se retiró el preservativo tirándolo a la papelera del baño, mientras seguidamente ella entró para orinar, suelen decir que es bueno que una mujer orine después de un buen sexo, y ese sin duda alguna había sido un muy buen sexo. James le esperaba en la cama, con las sábanas corridas para que ella se pusiera en su lado, no le permitió ponerse un pijama, le gustaba desnuda, mirando como sus pechos se movían a cada paso que ella daba. Le sujetó por la espalda y la puso en "modo vainilla", agarrando un pecho con la mano libre, haciendo que ella negase graciosamente la cabeza, mientras él depositaba un suave beso en sus labios y le daba las buenas noches.

Esa había sido una muy buena noche, no sabía qué pasaría a la hora de despertarse, qué pensaría él, querría más, no querría... Lo que estaba segura Mia, era que había sucedido la cosa más hermosa que le había pasado en mucho tiempo, se había sentido querida y amada.

"El sexo alivia la tensión. El amor la aumenta. Woody Allen."

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Hola! Ya estoy de nuevo :)

Espero que os haya gustado el capítulo, aunque haya sido bastante corto, PERO prometo que MUY pronto subiré un capítulo más.

¿Cómo era eso de maratón? (Aunque sea en diferentes días 😂)

Comentar qué tal os ha parecido, darle a la estrellita y daros las gracias por todo, es increíble la gente nueva que comenta y la gente que siempre ha estado ahí.

Un beso! =)

Es míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora