Capítulo 4: El último turno

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Tres horas y media de vigilia

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Tres horas y media de vigilia.

Norak bebió un sorbo del asqueroso café de máquina del hospital de la Base. El líquido marrón tenía un gusto acartonado, y tuvo que echar dos sobres de azúcar para camuflar su mal sabor. Terminó por tomarlo de un trago, y aquello le espabiló mientras miraba unas actas de enfermería. En los documentos estaban recogidos los últimos avances de los supervivientes rusos de las Zonas Hypo. Todos habían mejorado excepto dos de ellos que presentaban úlceras graves.

El sindicalista decidió enfundarse los guantes azules de plástico, e ir a las cápsulas sanitarias. Tras pasar por la cabina de esterilización, comprobó los monitores, y vio que todo funcionaba de forma correcta. Luego, se acercó a uno de los pacientes más graves, que se trataba de un hombre de unos setenta años.

—¿Jefe Ryder? —Norak reconoció la voz de la enfermera Qeri.

—Sí, soy yo. He venido a ver cómo estaban los dos más graves —explicó Norak, y se quitó su mascarilla desechable.

—De acuerdo. Ya comprobé su estado hace una hora. El hombre ha pasado lo peor, solo hay que ver su saturación de oxígeno, pero la mujer...

—Sí, Qeri. Me temo lo peor.

Habían derivado a la otra mujer en estado crítico a una cápsula sanitaria en solitario. Necesitaba mayor atención por parte del personal, y la privacidad restaba complicaciones.

Norak se sorprendió al comprobar el historial clínico de la señora. Tenía cuarenta y tres años, estaba casada y era madre de dos hijos... Tenía toda una vida por delante, pero la situación de las Zonas Hypo en el mundo era la causante de muchas malas noticias. Y a veces, nadie era capaz de salvar a los pacientes durante estados tan severos.

—No entiendo porqué la concentración de oxígeno está bajando si la hipoventilación está controlada —dijo Norak.

—¿Quieres que mande una alguna prueba para ver si el problema es pulmonar?

—Sí, Qeri. Gracias —contestó, y la detuvo antes de que se marchara—: Por cierto, ¿cuánto tiempo llevas de guardia? Te noto cansada.

—Eso no es problema, me encuentro bien, y quería que todo estuviera controlado, ¿sabes?

—Lo sé, pero podrías descansar un rato, y dejarme esto a mí —contradijo Norak.

Qeri bostezó, y se frotó los ojos con los puños, casi dando la razón a su compañero.

—Voy a echarme un rato... —murmuró Qeri—. Estaré en el cuartito de descanso de la segunda planta por si necesitas ayuda. Que te sea leve.

—Te avisaré dentro de un par de horas.

—Gracias, Norak —dijo Qeri con una sonrisa, y su silueta desapareció en el humillo de la cabina de esterilización.

Norak pasó un largo rato con la paciente más grave. Había sufrido complicaciones, pero consiguió estabilizarla cuando le llegaron los resultados de las pruebas pulmonares que realizó con la ayuda de Nedi Monter. El chico se comportaba cada día de un modo más confiado a la hora de atender a los pacientes, y aquel aspecto agradaba a Norak. Esa era la prueba de que su aprendizaje iba por buen camino.

Insomnio: Primeros Confederados | SC #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora