Capítulo Veintiséis

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Cuando Loren se marcha me quedo sola en la habitación, ni siquiera me apetece cenar después de haber merendado tortitas, así que me quedo tumbada en la cama mirando el techo. Pero la calma dura poco porque a los quince minutos alguien entra por la puerta sin llamar siquiera.

-Will. -Digo sin darme la vuelta para mirarle, sé perfectamente que es él.

-¿Y si no fuese yo? -Pregunta cuando se tira en mi cama, cubriendo mi cuerpo con el suyo.

Comienza a besarme el cuello dulcemente y paso mis manos por su cuello.

-Hueles muy bien. -Le digo.

-Mejor sabré. -Contesta con picardía haciendo que rompa a reír. -¿Vas a hacer algo esta noche? David me ha dicho que hay un bar aquí cerca donde sirven unos buenos cócteles. ¿Te apuntas? 

Con delicadeza se aparta de encima mía y se coloca a un lado, jugando inconscientemente con un mechón de mi pelo.

-David está raro conmigo, mejor ve tú. 

-¿Raro? ¿A qué te refieres? 

-Desde hace un tiempo me mira mal y me contesta de malas formas. No le he hecho nada, así que no tengo ni idea de lo que le pasa. ¿No te ha dicho nada? 

-No, ni siquiera me había dado cuenta. ¿Quieres que hable con él? No dejaré que nadie mire mal a mi chica. -Suelta con una risa dulce mientras me besa dulcemente el cuello.

¿Ha dicho "mi chica"? Ay Dios, creo que el corazón se me saldrá del pecho en cualquier momento, seguro que puede escuchar los latidos que está dando.

-Preferiría que no le dijeses nada sobre lo que te estoy diciendo. -Le pido con cara de pena.

-Como quieras, pequeña. Pero sabes que puedes contar conmigo siempre, ¿verdad? 

-Claro que sí, "pequeño". -Me entra la risa en cuanto le digo el apelativo que él usa conmigo, sabiendo que no le pega para nada. 

-¿Te ríes de mí? -Sus manos comienzan a hacerme cosquillas mientras nuestras risas se pierden en la habitación como una sola. Cuando le suplico por milésima vez que pare él cede y se recuesta a mi lado con un brazo bajo su cabeza. -Esta mañana me he cruzado con Shana. ¿Qué coño la pasa? Fui a saludarla y casi salió corriendo. 

Entonces me doy cuenta de que no le conté lo ocurrido con Shana fuera del comedor. Así que le cuento todo lo más rápido posible, intentando no saltarme ningún detalle mientras él me escucha con atención. Su gesto va cambiando poco a poco, sé que está enfadado porque su mandíbula no para de moverse mientras aprieta los dientes una y otra vez, y sus cejas están fruncidas.

-¿Enserio cree que lo que pasó fue tu culpa? Pero qué se cree, ¿una jodida princesita? Si no hubieses estado con ella entonces sí que la habría pasado algo. 

Prefiero no contestarle y que se relaje primero, así que nos quedamos en silencio durante unos minutos que se hacen eternos.

-¿No piensas volver a hablar con ella? 

-Sí, pero aún no es el momento. Siempre sale corriendo hasta el coche de su tío que le espera en la puerta de la Universidad, así que he preferido esperar. 

-Joder, ¿cómo puede verte ahora de esa forma si antes era tu amiga? Deberías ser una persona en la que apoyarse en estos momentos y, sin embargo, prefiere irse con personas que apenas la conocen.

-Da igual, cuando se tranquilicen las cosas hablaré con ella. 

La tarde del parque donde vi a Clary con la otra chica sigue rondando mi cabeza, aún no sé por qué estaban ahí juntas, pero me muero por saber lo que escondían. El silencio vuelve a reinar la habitación, aunque esta vez no es tan sofocante. Will acaricia mi mano lentamente haciendo que cierre los ojos ante el placer que me provoca ese simple gesto.

Deseo IncontrolableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora