2.

1.3K 89 8
                                    

V
Me sentía enfadado conmigo mismo. No debí de mostrar cuan herido estoy. Seguro que la he asustado. Su mirada brillaba cuando recorría con sus ojos mi tortura. Me dejé llevar por el momento, no se volverá a repetir. Esta dulce y bella mujer me desarma como ningún otro tirano lo ha hecho jamas. Fui al salón y ensayé con mis espadas como tiempo atrás había hecho. No puedo estar con ella a solas en una habitación. Es demasiado para mí...

Evey
V no vino a despertarme. Tampoco esperé a que lo hiciera. Fui a la cocina para beber un vaso de agua. Tenía mucha sed. V avanzaba hacia la cocina. No lo miré.
-Hola- me dijo acabando con el silencio.
-Hola- le dije, después di un sorbo.
-¿Estas bien?- me dijo
-Claro-
-Evey yo...
-Es igual V, es igual.- le dije dirigiendome al salón. Pero el lo impidió sujetándome la mano. Me estremeci.
-Perdoname Evey, no estoy acostumbrado a esto...
-No debí de pedirte eso, ha sido demasiado... La culpa es mía.
-Estoy roto.
-Para mí no- le dije con firmeza.
-Quiero besarte ahora- me dijo
-Hazlo, por favor.
Se acercó a mí y me besó, acariciandome la mejilla con dulzura.
-No sabes cuan frustrante es esto...
-¿Por qué?
-Porque te quiero, Evey... No puedo...
-V, encontraremos la manera.
-No hay manera que valga Evey y nunca la habrá. Este personaje que observas en este momento jamás podrá sentirse vivo, de la forma en la que se siente viva una persona con su pareja. Cuando me levanto por las mañanas me miro en el espejo y busco encontrar un hombre que se amolde a ti.
-V, para mi eres perfecto. Te quiero por como eres, tu eres lo mas importante para mí.
-Me agrada saberlo. Pero sigo pensando que encajarías mejor con otro hombre.
- No digas eso...
-Sacas lo mejor de mí...

(...)

Evey
A la mañana siguiente, quedé con Paul, un gran amigo de la infancia al cuál no veía desde hacia dos años porque se había mudado a Seattle por motivo de negocios.
-Wow Evey... ¿Y ese rapado? Estás... distinta... Pero estas igual de guapa, eso también hay que decirlo.
Desde que conocí a V, soy distinta...
Le sonreí. Siempre he sabido que Paul estaba enamorado de mí, pero yo tan solo lo veo como un hermano mayor. Recuerdo cuando íbamos al instituto y las chicas me preguntaban si era su novia. La de risas que pasábamos juntos. Pero eso queda tan lejos...
-Te sienta bien Londres- me dice a la vez que saca un cigarrillo del bolsillo y lo enciende con un mechero. Me ofrece uno pero yo no lo cojo.
-¿Que tal por Seattle?- le pregunto.
-Oh bien... Mucho papeleo... ¿Y tú? ¿No tienes nada que contarme?- me dice echando una calada al cigarro.
-Bueno... Me ha pasado de todo la verdad...
-¿No te habrás vuelto terrorista?- me dice juguetón.
Me callo por un momento. Él tira el cigarrillo al suelo y me mira con sus expresivos ojos marrones.
-¿Evey? Lo decía en broma, pero por la cara que has puesto me parece que no es ninguna broma para ti...
-No me apetece hablar de ello ahora mismo.
-Joder Evey...
Lo miro frunciendo el ceño y se pasa la mano por el pelo, nervioso.
-Vale... Pero esta conversación queda pendiente señorita... Vamos a comer algo, que me muero de hambre.
Me lleva a un bar cerca de la estación de tren.
-¿Que te apetece pedir, preciosa?- me dice amablemente.
-Tomaré cualquier cosa, Paul. Gracias.
-Que sean dos chips and fish, veamos por qué a los inglesitos les apasiona tanto.
Suelto una carcajada y mientras el camarero nos da nuestros platos charlamos amistosamente.

V
Toco una melodía triste en el piano. Ver a Evey con ese bastardo no me ha hecho ninguna gracia, vale pueda que me lo merezca. Dios. ¿Por qué es tan ingenua...? ¿Por qué la quiero tanto?

Evey
Cuando regreso a casa son poco mas de las once de la noche. Me lo he pasado francamente bien. Las luces del apartamento están apagadas y me pregunto si V, se habrá ido a dormir. Me encantaría que durmiese junto a mi... Lo echo tanto en falta...
-Buenas noches Evey, no sabía que te gustaba tanto la compañía de los americanitos fumadores...- me dice V. Me ha asustado porque no esperaba encontrármelo tumbado en mi cama leyendo el periódico. Pero me envuelve un ápice de ternura, al ver que me ha esperado.
-¿Nos estabas espiando?- le digo con suavidad.
-Oh no, madame...Espiar es muy frío, mejor di observar a cierta distancia. Aquel tipo te comía con los ojos, pero claro se os veía tan agusto, que no quise interrumpir...
-Paul es solo un amigo de la infancia.- le dije con suavidad.
-No hace falta que lo defiendas...
De pronto me senté en la cama y me acerqué a él. V, se quedó rígido y posó después el periódico a un lado. Me puse sobre él y lo empuje suavemente. Oí su suave respiración...
-¿Estas celoso, V?- le pregunté con un susurro.
Pero V se incorporó y con una reverencia, me dijo, abandonando la habitación:
-Buenas noches...

V DE VENDETTA II "El Renacer"Where stories live. Discover now