Capítulo 2

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Disclaimer: Si One Direction fueran míos y sólo míos, ¿creen que el Larry seguiría siendo secreto?

Summary: Harry es el niño nuevo en la ciudad de Doncaster. Pronto encontrará muchos amigos, y en especial, un niño que le robará el corazón. Larry Stylinson.

Advertencias: Ninguna por el momento.

Blind Love

Capítulo II

Harry llegó esa tardé a casa de Zayn totalmente cambiado de ropa: vestía unos pantalones a la rodilla de color caqui y una camisa polo sencilla de color azul, que combinaba con sus zapatos cafés. Él daba un aspecto angelical que la madre de su amigo no pudo evitar pellizcarle una sonrosada mejilla.

La señora Trisha guió al niño hasta una sala de estar, donde Niall y Liam se encontraban comiendo frituras y Zayn estaba recostado en el suelo con un mando de videojuegos en su estómago. Sonrió al ver a casi todos sus amigos ahí, claro, con la notable excepción de Louis. No tardaron en notar su presencia y darle una efusiva bienvenida a lo que sería su primera reunión. La mamá de Zayn se alejó, alegando que debía preparar la merienda puesto que a mitad de la tarde estarían muy hambrientos.

— ¿Tuviste problemas para encontrar la casa? —preguntó el rubio, antes de llevarse un puñado de patatas a la boca.

El de rizos rió entre dientes—. Sí, mi mamá no daba con la dirección y estuvimos dando vueltas alrededor de la colonia por diez minutos. Menos mal que en tu buzón dice ‘’Familia Malik’’.

Estallaron las risas después de la valiente confesión de Harry. Él se dispuso a sentarse en el mueble de una pieza, observando la casa y reparando que Zayn jugaba ‘’Final Fantasy X-2’’ y en menos de lo que cantaba el gallo, estaba a su lado, suplicándole que le dejara jugar. Niall, reacio a invitarle de su botana, cedió ante el ataque de cosquillas del Payne.

No era difícil acostumbrarse ante las continuas bromas y peleas entre ellos, pues eran unos inocentes niños. A esa edad, ¿quién se preocupaba de algo que no fuera la escuela? Y a veces, hasta ni eso. Todo era libertad, porque no te veías a hacer algo innecesario y malo; seguías tu instinto, tu alma pura… Que horrible era que con el paso de los años se dejara todo esto atrás y recayeran en las adicciones y las malas costumbres.

Entonces, en algún momento, el nombre del ausente, salió a colación.

— ¿Cómo crees que esté Lou? —Sin maldad, habló Liam—. Quiero decir, todavía hay esperanzas, ¿no?

—No sé —respondió con sinceridad, Zayn—. Hace unos años fue el accidente, y para serte sincero, no soy doctor y ni sé de eso.

—El doctor Patrick dijo que iba a estar bien.

—Chicos —murmuró, tímidamente, Harry. Miró con nerviosismo sus manos—. ¿Les molesta explicarme? Me siento un poco mal al no entender la situación por completo.

Los tres se miraron entre sí. Habían olvidado la presencia de su nuevo amigo y de inmediato la culpa les invadió. Meditaron un poco acerca de si contarle acerca del pasado de Louis, de todas formas, él merecía saberlo. Discutieron sobre quién contaría aquella historia, optando por Liam, que poseía mucho más tacto para la situación.

—Esto que le sucedió a Louis es algo que jamás podremos olvidar —su voz estaba rota, como si en cualquier momento se fuera a largar a llorar—. Lo conocí en kínder y a primeros años conocimos a Niall y Zayn. Desde siempre hemos sido muy unidos…

Harry dejó de ver sus manos para concentrarse en los oscuros y tristes ojos de su amigo. Niall rodeaba sus hombros, esperando a que no se rompiera al hablar; Zayn tenía la vista perdida en los recuerdos y su rostro se arrugaba en una mueca de nostalgia.

—El padre de Lou enloqueció —prosiguió—. Hasta donde sé, estaba tomado cuando salió con Louis de su casa y… Su mamá no lo pudo proteger, y se fue demasiado tarde. Minutos más tarde, el carro donde viajaban chocó contra otro. Él no llevaba cinturón y se sentó en el asiento de copiloto… —el Styles mordió su labio al notar las silenciosas lágrimas de Liam—. Por fortuna, el señor no tuvo grandes daños, pero nuestro Lou… Dicen que es algo del cerebro.

—Queremos creer que volverá a ver —añadió, Niall, serio—. Te hablamos de hace un par de años, los recuerdos están frescos… El papá de Louis todavía se lamenta por su hijo. Y de vez en cuando asistimos a las consultas con el doctor personal de él, Patrick.

Liam no fue el único que lloró, en unos minutos todos estaban sollozando por su amigo y por cómo no merecía haber quedado en un estado invidente. Harry, que llevaba poco tiempo de conocerle, se percató de que él era una persona buena y con un sentido del humor increíble; siempre sonriendo a pesar de su condición. No se quejaba ni les recordaba que no veía. La lástima podría ser un sentimiento muy horrible, aunque por el contrario, provocaba ganas de protegerle y ayudarle.

La nueva curiosidad fue conocer el color de sus ojos. Siempre que se encontraban, traía puestos esas gafas de sol que le impedían ver sus pupilas. Podía verle de reojo, pero el color era confuso y no se apreciaba con claridad. Sorbió su moquienta nariz e intentó sonreírles.

—Yo quiero estar cuando él lo haga —dijo, dejando a todos confundidos—. Quiero estar cuando él abra sus ojos y diga ‘’puedo ver’’. Y les juro que no haré desaparecer estas esperanzas.

Le sonrieron de vuelta y juntaron sus manos, haciendo una solemne promesa que ni en un millón de años la iban a romper. Más juntos que con chicle no podían estar. Con los ojos hinchados y con sonrisas brillantes, nunca olvidarían ese día. Era una marca de por vida.

—La comida está lista, chicos —entró la mamá de Zayn, rompiendo ese íntimo momento.

Niall fue el primero en levantarse y correr hacia la mesa; no cabía duda que él siempre estaba hambriento. Con risas, lo acompañaron en lo que fue una agradable merienda. Eran unos tacos de carne de res con ensalada y jugo de naranja. El postre les dejó babeando, un pie de frambuesa que devoraron como si la vida les fuera en eso –Niall se quejó que a Harry le había tocado la pieza más grande, diciendo que Trisha ahora tenía otro favorito— y que se terminó en un abrir y cerrar de ojos.

El padre de Zayn llegó, indicando que la reunión daba por terminada. El nuevo pidió usar el teléfono para avisarle a su madre, concediéndoselo con rapidez. Liam y Niall se fueron juntos, debido a que vivían en la misma calle y ya oscurecía. Con unos choques de manos se despidieron, dejando sólo al dueño de la casa y Harry.

Se sentaron en las escaleras del pórtico de su hogar, contemplando como las nubes anaranjadas poco a poco se tornaban moradas para después, dar paso al azul oscuro de la noche.

—Sobre lo que hablamos hoy, no se lo cuentes a Louis.

Los ojos verdes de Harry se abrieron, sorprendidos.

— ¿Por qué?

Zayn sonrió de lado.

—Tengo el presentimiento que él pronto te lo dirá todo —dijo con voz misteriosa.

No tuvo tiempo de procesar sus palabras, pues el claxon de su automóvil le alertó que su mamá ya se encontraba ahí. De un salto ya estaba de pie y de despidió de Zayn, quedando de llegar al día siguiente a su casa, a la misma hora.

Subió y se abrochó el cinturón, sonriendo mientras la casa de su amigo desaparecía de su campo de visión.

— ¿Qué tal te fue, amor?

—Excelente, mamá —indicó, entusiasmado—. Me lo han dicho todo —su sonrisa se ensanchó, marcando sus hoyuelos.

Anne sintió la paz de su hijo y eso la relajó. Al final, no había por qué preocuparse de él, pues se encargaba por su cuenta de resolver sus problemas. ¿Debía estar orgullosa o triste porque no la necesitase mucho? También le obsequió una sonrisa de madre, mientras acariciaba sus cabellos y se decía que esto sólo era el comienzo de su vida en Doncaster. 

Blind Love [Larry Stylinson AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora