4.Roman

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Habían pasado algunos días, aunque la verdad ni siquiera podía saberlo. 

Podía sentir que tras parpadear, ya me encontraba en un pastizal bastante bello, sintiendo el viento contra el rostro a pesar de no existir ya en aquel lugar. 

¿Qué pasaba conmigo exactamente?

¿Por qué seguía ahí?

He escuchado muchas veces que al momento de morir, tu destino se define y abandonas aquella tierra. 

Pero tal parece que no había funcionado conmigo. Estaba atrapado entre ambos. 

Este poco tiempo en el que intentaba afrontar lo que había pasado, no tuve más opción que seguir a Seth a cada sitio que iba. Sintiéndome peor a cada momento en que lo veía. 

Era un desastre andante, al igual que Rusev cuando ambos caminaban por los pasillos de la empresa al momento en que me dieron el adiós frente al universo WWE. 

Mi pecho dolía, demasiado. Pero más lo hizo al no encontrar aquella razón por la que seguía los pasos del bicolor. 

Roman no aparecía por ningún lado. 

Desde que Seth lo llamó aquella noche en el hospital, no lo había vuelto a ver. Ni en el trabajo, ni cuando él fue a buscarlo a casa, ni tampoco al momento de mi despedida en el ring. 

Había desaparecido para mis ojos...Tal como yo había hecho para los suyos.

Solté un pequeño suspiro cuando las voces comenzaron a apagarse cerca de mí, resignándome a caminar hacia la turba de personas que se reunían en torno a un ataúd de caoba. 

Estaba en mi propio funeral. Qué conveniente. 

Evité poner los ojos en blanco ante mi propio ridículo pensamiento, acercándome lo más rápido que pude hacia el bicolor de muletas abrazando a la pelinegra a su lado. 

La ceremonia dio inicio bajo la mirada apenada y cristalizada de cada uno en el lugar, haciéndome soltar respiraciones más constantes mientras escuchaba las palabras respecto a mi fallecimiento. 

La jodí. En serio la jodí. 

Y todo es mi maldita culpa. 

Pasé escuchando las palabras de cada uno de mis mejores amigos, viendo que cubrían con flores el ataúd en el que descansaba mi cuerpo antes de que este comenzara a bajar lentamente bajo tierra. 

Mi mirada siguió el ataúd, dejando caer mis hombros todavía con incredulidad. 

No era un sueño. Esto era real. 

Esta vez no seguí a Seth cuando se hubo marchado después de unos minutos, solo permanecí sentado en el césped junto a la lápida de piedra con mi nombre y fechas. 

Jalaba un poco de hierba con mis dedos de vez en cuando, cortándola y tirándola cuando estaba cansado, repitiendo el procedimiento una y otra vez como si volviera a ser un niño. 

Irónico. 

Mordí mi labio al recordar las caras presentes en el funeral, pero más que nada, por el hecho de aquella que no estuvo presente. 

¿En serio me odiaba tanto?

Si yo no hubiera reaccionado así...Las cosas podrían haber sido diferentes. 

Pero ya era tarde para arrepentirse de todo...

Logré soltar el labio entre mis dientes, recargando mi cabeza contra la piedra, en espera de que el dolor me recorriera. 

Ghost of Love ||Ambreigns||Where stories live. Discover now