Dedicado a: Denise_Baldelli
(Lo siento no sé poner bien la dedicatoria 😜)
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Y ahí estaba otra vez.
Evitándola, observando desde la distancia.
Pero, ¿cómo podría acercarse a ella, si ni siquiera lo notaba?
Bueno, de hecho sí que lo notaba, pero las únicas veces en las que se había dirigido a él fueron para entregarle un par de papeles y certificados médicos para el club.
Y, ahora si, estando en tercer año necesitaba hacer aunque sea un mínimo paso. Entablar una conversación decente con ella parecía ser suficiente para él a estas alturas.
Pero ahora debía concentrarse en el entrenamiento si quería recuperar su posición titular cuanto antes. Pero claro, teniendo al genio de Kita Daiichi serí un poco complicado.
Deja de pensar así, no lograrás nada siendo pesimista.
A punto de comenzar el partido de práctica, la puerta abriéndose hizo que se distrajera. El peligris abrió los ojos sorprendido cuando la vió entrar junto a la enfermera, dirigiéndose hacia el entrenador.
Asahi y Daichi se miraron cómplices.
Él solo observó su cabello rubio ceniza, con dos de sus mechones atados tras su nuca. Sus oscuros, serios y profundos ojos negros, en los que podría perderse una y mil veces. Su adorable forma de ser más bajita que él.
Tiene un año menos que tú idiota, claro que será más baja.
Ignoró su propio pensamiento y sacudió la cabeza cuando el entrenador los llamó para reunirse.
Ella estaba a su lado.
- Ella es Tadaomi Chidori, será la asistente médico del club por un par de meses - La nombrada hizo una educada reverencia - No hagan el idiota y trátenla bien - El equipo asintió en coro, y Suga podía jurar que iba a morirse allí mismo.
La tendría a la vista todos los días, durante al menos tres meses.
Se giró, dando un suspiro emocionado, regresando a regañadientes al partido, durante el cual casi no pudo concentrarse
[...]
- Venga, acércate, que seguro que no muerde - El capitán intentaba darle ánimos a su amigo, que estaba completamente bloqueado.
Chidori estaba sola, y era la oportunidad perfecta de hablar con ella.
Pero tenía miedo.
Miedo de verdad.
- ¡Vamos, sé un hombre Suga! - Dicho esto empujó ligeramente a su amigo hacia delante, mientras Asahi golpeaba una pelota suavemente con el pie, "por accidente", en dirección a la rubia.
Cuando el balón tocó sus pies, Suga ya estaba llegando a su lado, con el corazón en la garganta.
- L-lo siento, se me ha ca-caído - Se rió y rascó nervioso su nuca.
- No importa. Toma, aquí tienes - Ella, con una casi invisible sonrisa le extendió la pelota.
El corazón de Suga dio mil y un vueltas en su pecho, tan solo por esa pequeña sonrisa. Una que le había dado solo a él.
- ¡Ta-Tadaomi-san! - Su tono subió un poco más de lo normal pero carraspeó un poco y habló normal - ¿Te importaría que te a-acompañe a casa? Ya sabes, se hace muy tarde después de-de esto...- Su mirada estaba casi analizando el suelo. No se atrevía a mirarla.
Ella pareció sorprendida por un momento. Miró su reloj de pulsera y pensó por unos segundos.
- Claro, muchas gracias Suga.
Ya está. Ya podía morir feliz. Acababa de aceptar que la acompañara, de decirle "Suga" y de mostrarle la sonrisa más hermosa que jamás había visto.
Quería morir de ternura.
Asintió feliz y, una veza caminando de vuelta con sus amigos, ella volvió a llamarlo.
- Suga - Él se giró, intentando ocultar toda su desbordante felicidad - Puedes llamarme Chidori - Y tan solo diciendo eso, volvió a su trabajo, dejando a un Koushi a punto de colapsar.
Volvió a la cancha, aún en shock por la situación. Cerró los ojos sonriendo con fuerza y pegó el balón a su cara, completamente roja.
Paso uno: completado.
