Phoebe

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¿Qué se siente escuchar voces?
¿Cómo una película de terror?
¿Cómo si te susurrarán?.

Ella era la chica promedio,
aparentemente.

Con el típico color de cabello,
el típico color de ojos,
la familia normal,
y notas de una chica normal.

Pero,
cuando todo estaba en silencio,
esa mente gritaba,
y no de forma liberadora,
o queriendo ser destacada.

Esa mente gritaba,
con lamentos,
con arrepentimiento,
como si la vida pasada existiera,
y fuese ella misma quien se incriminaba.

No sabía el motivo de sus lágrimas,
eran repentinas.

No sabía el motivo de su tristeza,
pero la sentía
como el suave aleteo de las mariposas,
que poco a poco,
fue incrementándose
hasta ser un cansancio indescriptible.

Pusilánime,
quizá.

Era como una suave melodía
de un grupo de violines,
que dramáticamente,
tocaban al unísono,
invitando a una relajante melancolía.

El agua la llevaba río abajo,
hasta quizá llegar al mar,
sin ninguna salida.

Pero nadie se daba cuenta,
incluso los pocos que
veían demencia en el brillo de sus ojos.

Voces,
voces,
¡déjenla en paz!.

Ella,
era una nota baja,
quizá un silencio,
que hacía que la amarga melodía
de aquella partitura,
se llevará aún más de sí,
hasta que quedará así,
una gran obra,
que desgarraría corazones
cuando fuera escuchada.

Voces,
voces,
¿le hacen mal?,
¿la hacen sublime?,
¿la convierten en arte?,
¿la hacen víctima de su mente?.

¿Era la única manera de
hacer bello lo oscuro,
amar la tristeza?.

¿Era esa la razón de ver las estrellas,
y sentirse pequeño?.

¿Era esa la razón por la que
el silencio se volvió hermoso?.

¿Por qué nosotros mismos
nos aferramos a la tristeza,
como arte,
si cuando estamos empapados de ella,
sólo queremos huir
y encontrar sentido?.

Pero ella,
no tenía escapatoria,
pues había nacido en medio de
las oscuras olas
de la tristeza.

Todo era caos,
nada tenía sentido
o siquiera,
dirección.

La tristeza,
unos lo toman como juego,
otros como arte,
otros lo usan en el sentido filosófico...
Pero aquellos que lo viven,
saben lo que es,
hundirse cada vez más,
siendo
un poco más oscuro,
estando
un poco más perdido.

Pero, ¿quién entiende?,
para qué siquiera molestarse
en hacer entender
a los que no quieren saber.

Es casi como si
el secreto
que guardaran sus ojos,
fuese esencial,
pero inescrutable.

No cualquiera
tiene el valor
para saber la verdad.

Crónicas de una mente sin sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora