Will

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Podría,
debería,
haría...

Este tipo de personas están en auge.
Se pierden en lo que podría pasar,
en variables imaginarias;
cuando el destino toca la puerta y da la cara,
se quedan pasmadas,
como si la realidad les abofeteara.

Él soñaba con ser astronauta a los diez años,
a los doce, quería ser estrella de rock,
a los catorce comenzó a dudar,
a los dieciséis...¿doctor?, ¿abogado?, ¿ingeniero?.

Acaba la escuela,
todos se felicitan mutuamente por sus logros,
irán a la universidad,
buscarán empleo,
tendrán pareja, se casarán y con suerte,
tendrán hijos.

Pero él no estaba de acuerdo,
¿La vida se redujo a eso?
Rió secamente en la oscuridad de su habitación,
solo,con una mente brillante y con cada pensamiento claro.

Recordaba a su madre,
se frotaba las cienes mientras lo desmotivaba por no seguir el curso,
era una vergüenza, un dolor de cabeza...
Mentalmente deseó gritarle,
refutar, hacer algo,
pero sabía que nunca comprendería.

Empacó su maleta,
una guitarra,
varios libros,
poco dinero.

Esperó en una banca en medio de la noche,
hacía frío, estaba oscuro y
no recordaba el horario de aquel bus.

Sintió en el corazón una pequeña punzada de dolor,
le hizo recordar a su familia,
a sus amigos...todo era una porquería superficial.

Aún solo, siguió riendo,
hasta que subió al autobús a una vida mejor.

Podrá ser un soñador,
pero al menos él dejó su mantra,
su ilusión,
su podría, debería y haría,
por la realidad,
por el ahora.

Nada nos detiene.

Crónicas de una mente sin sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora