La Hermana De Enid (Chandler Riggs Y Tu) (TWD)

Capítulo 15: Fallo de planes

El plan de nuestro grupo se puso en marcha de manera inesperada, hubo un derrumbe en la cantera que liberó a los caminantes y nos pusimos en marcha de emergencia.

Daryl y los demás se dirigían hacia la horda de caminantes para guiarlos, yo me quedé en Alexandria junto con Carl haciendo vigilancia. El tiempo parecía ir tan lento.

-Bien, dime. Cuando eras niño, ¿nunca deseaste con ganas el anillo de la princesa que salía en la cajita de cereal?- pregunté a Carl y este rio.

-No, yo iba más por el carro de edición ilimitada, me salió en la primera caja de cereal que compró mi padre.- hice un gesto de sorprendida.

-Vaya suerte, yo recuerdo que mi madre tuvo que comprar cuatro cajas de cereal hasta que saliera. Cuando obtuve mi anillo fui la princesa más feliz de mi casa.- los dos reímos recordando lo que hacíamos cuando éramos solo unos niños.

Seguimos platicando hasta que el grito de una habitante de Alexandria se hizo presente, nos miramos y fuimos directo hacia donde se encontraba nuestra compañera. Llegamos al lugar y estaba tirada en el suelo sangrando, era una enorme hemorragia imposible de detener.

Observamos a los alrededores y todos estaban siendo atacados. Carol a lo lejos escondida nos hacía señas para que nos escondiéramos, Carl me tomó del brazo y rápidamente nos adentramos a una casa para escondernos.

-¿Quién carajos son ellos?- pregunté asustada, mi respiración era agitada, todo el miedo invadía mi cuerpo.

-Tengo mis sospechas, creo que es uno de Los Lobos que mencionó Morgan la otra vez- respondió y limpió el sudor de su frente con su camisa.- Ahora sabes cómo disparar, solo tenemos que estar juntos y superaremos esto.

-Carl, ¿qué hay de Judith?- según yo nadie se había quedado con ella, la pequeña estaba expuesta a ser raptada por Los Lobos.

-Tranquila, estoy seguro de que Carol fue por ella.- afirmó. Carl confiaba en Carol, supongo que eso bastaba para no preocuparme por la bebé.

Escuchamos un ruido provenir de la puerta trasera de la casa, inconscientemente fui a asomarme mientras Carl estaba distraído cargando su arma. Uno de los hombres con la W en su frente se hizo presente dejando ver su enorme figura, le apunté con mi arma pero él fue más rápido que yo y me la arrebató. Grité por ayuda y Carl fue de inmediato apuntando con su arma al hombre que me tenía sujetada por el cuello con su brazo derecho mientras me apuntaba con la arma que yo tenía hace unos segundos.

-Libérala, puedes tomarme a mí en su lugar.- dijo Carl bajando el arma lentamente para no provocar más al hombre que aún me sostenía amenazando con matarme.

-¿Crees que eso es suficiente? Igualmente voy a matarlos a los dos.- hizo mayor presión en mi cuello dejándome casi sin oxígeno.

De la manera más rápida posible Carl disparó hacia la mano que sostenía el arma haciendo que me soltara y el arma se le cayera al piso. Mientras el hombre hacía presión sobre su mano para intentar detener la sangre que salía de su herida, tomé mi arma y le disparé a la cabeza, el hombre cayó al piso y de inmediato dejé caer mi arma. No podía creer lo que acaba de hacer, nos mataría sin duda a mí y a Carl, tenía que acabar con él antes de que acabara con nosotros.

-Ellie...- no dejé hablar a Carl y lo abracé de inmediato, estaba aterrada por lo que acabo de hacer, maté a un hombre.

Las lágrimas amenazaban con salir, Carl lo notó y nos quedamos en silencio abrazados mientras acariciaba mi cabello y tarareaba una canción para calmarme. Me costaba asimilar el hecho de haber asesinado a alguien.

Nuestro momento de silencio fue interrumpido por el sonido de la bocina de un camión que provenía de fueras. Salimos de la casa lo más rápido posible, Los Lobos que quedaban en Alexandria salían a toda prisa de nuestra comunidad y el sonido provenía de un camión que se había estrellado en los muros de Alexandria.

Carl y yo nos miramos asustados, sabíamos lo que eso significaba, la horda de caminantes se desvaría a Alexandria y fallaría el plan de Rick.

Reunimos a los que quedaban vivos en Alexandria, nos preparamos con armas en la entrada de Alexandria esperando la llegada de nuestros compañeros. A lo lejos pudimos observar como Rick corría a paso apresurado hacia Alexandria.

-¡ABRAN LA PUERTA!- gritaba Rick a lo lejos.

Con ayuda de Carol abrimos la puerta lo suficiente para que Rick pudiera entrar, salimos algunos para matar a los caminantes que se encontraban más cerca.

Rick entró dejándose caer al suelo y nosotros matamos a los caminantes que no nos dejaban cerrar la puerta de Alexandria. Todos observamos a Rick buscando respuestas sobre lo que estaba sucediendo, Rick estaba herido, parecía haber sido atacado.

-Los lobos.- dijo entre jadeos e intentaba recuperar oxígeno- Ellos interfirieron en mí plan.

Todos nos quedamos en silencio, el único sonido era la respiración agitada de Rick y el rugido de los caminantes quienes golpeaban las murallas de Alexandria.

-Los lobos atacaron Alexandria mientras no estaban, mataron a muchos de nosotros.- dije. La mirada de Rick se dirigió hacia mí con asombro- Cuando la alarma del camión sonó abandonaron el lugar.

Grimes se quedó anonado tratando de procesar todo lo que estaba ocurriendo, todo parecía tan perfecto y de pronto teníamos toda una horda de caminantes del otro lado de los muros esperando a entrar para devorarnos.

-¿Dónde está Gleen?- preguntó Maggie, apareció detrás de nosotros con miedo y preocupación en su mirada. Rick solo negó con la cabeza indicando que no sabía sobre él.

Maggie llevó su mano derecha hacia su rostro y sus lágrimas se hicieron presentes, perdió la fuerza de su propio cuerpo y se dejó caer al suelo llorando desconsoladamente. Ninguno de nosotros sabía que hacer ahora, teníamos tantos pensamientos inundando nuestra mente que no sabíamos por dónde empezar.

-Yo... estoy embarazada.- dijo Maggie entre sollozos y un susurro apenas audible pero la alcanzamos a escuchar. Alzamos nuestras miradas y nos miramos mutuamente intentando pensar en qué responderle.

Fui hacia Maggie y la abracé, ella correspondió a mi abrazo. Acariciaba su cabello como Carl lo hacía conmigo cuando me sentía completamente perdida.

-Maggie, él volverá. Han sobrevivido juntos todos estos años y él también lo hará. Va a sobrevivir y se reunirá contigo y su hijo otra vez. Tienes que ser fuerte por ti y por tu hijo.- pude sentir como Maggie paraba de llorar, sus sollozos se hacían cada vez menos y se puso de pie, tomando una postura seria y fuerte.

-Hagamos un plan para deshacernos de estos malditos monstruos.- dijo con firmeza y seguridad.

Pasaron varias horas y reunimos los cuerpos de las personas que habían sufrido por el ataque de Los lobos, nadie decía algo, todo lo hacíamos en completo silencio. Busqué a Enid por toda Alexandria pero ella no apareció, ni entre los vivos ni entre los muertos.

Esta noche me quedaría en casa de Carl, trataríamos de dormir todos juntos si era posible para mayor protección. Todos nos encontrábamos en la planta de arriba excepto Jessie y Rick, ellos estaban hablando en la planta de abajo.

Fui cuidadosamente por agua sin interrumpir su plática y no pude evitar sobre lo que ellos hablaban mientras iban bajando.

-No necesito tu protección, creo que puedo defenderme sola.- dijo Jessie.

-No quiero que algo malo te pase, no me gustaría perderte.- replicó Rick.

Me asomé un poco para verificar que no estuvieran peleando o algo parecido pero era totalmente lo opuesto a lo que creí. Rick y Jessie estaban sumergidos en un tierno beso, era una escena demasiado empalagosa para mí así que subí de nuevo hacia la habitación de Carl.

-¿No ibas por agua?- preguntó Carl al verme entrar con las manos vacías.

-Sí pero me encontré con una escena romántica entre Jessie y tu padre que no quise interrumpir con mi presencia.- dije mientras frotaba mis ojos, estaba demasiado cansada que quedaría dormida al tocar la cama.

Carl solo rio y me invitó a acostarme junto a él.

-Carl, tengo mucho sueño.- me acosté a su lado y lo abracé.

-Lo sé, vamos a dormir.- apagó la luz de la lámpara que estaba a un costado de su cama, nos cobijó y quedamos profundamente dormidos.