Capítulo 4: Un nuevo hogar

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Seguía caminando sin rumbo, sin ningún lugar en específico hacia dónde ir, al menos no estaba sola, el pequeño perrito estaba a mi lado. Siento que él me adoptó a mí en lugar de yo a él, ese pensamiento provocó una pequeña risita mientras seguía caminando.

A lo lejos veía una gran muralla, se veía como un lugar seguro pero no podía confiarme tan rápido de aquello. Me escondí entre unos arbustos para vigilar por un tiempo aquellas murallas, para confirmar si era seguro ir o no, deseaba que así fuera, que fuera un lugar seguro donde pudiera llegar a descansar. Comenzaba a anochecer y nunca vi algo sospechoso o maligno así que decidí salir a investigar más de cerca, intentar entrar. Con una piedra pequeña hacía un sonido algo fuerte para ser escuchada sobre las rejas de lo que parecía ser la entrada de la gran muralla.

-¿¡Hay alguien aquí!?- grité mientras intentaba asomarme tratando de observar algo o alguien. Un ruido de unos susurros se hizo presente-¿Hola?- seguía gritando, tenía esperanza de que alguien me recibiera.

-¿Hola?, ¿Quién está ahí? Preséntate- dijo una voz femenina, lo decía con seguridad y sin miedo, su voz era dulce pero rígida a la vez.

-Mi nombre es Ellie, tengo 16 años. He vagado por el bosque durante cinco años, mis padres fueron asesinados por caminantes y estuve buscando refugio todo este tiempo hasta que encontré este lugar. ¿Podrían ayudarme?- me había quedado sin voz, traté de decirlo lo más fuerte posible para que me escucharan pero a la vez lo más bajo para no atraer caminantes. Hace tiempo que no hablaba más que para maldecir por lo bajo cuando algo no me salía bien, decir todo esto fue todo un reto para mí y mi garganta ya se había cansado, que débil era. La voz tardó unos minutos en responder hasta que por fin se hizo presente.

-Eres recibida pero si intentas algo como atentar contra uno de nosotros, responderemos.- respondió, la voz de aquella mujer se escuchaba cada vez más cerca, había pasado tiempo desde que había tenido contacto con otro sobreviviente así que mi corazón estaba a mil por hora y los nervios de punta.

-Tengo un compañero conmigo.- recalqué- es un perro, no es agresivo.- la voz femenina no respondió y después de unos segundos la puerta se abría dejando ver la figura de una mujer algo mayor, su aspecto era limpio y decente, no como yo que parecía vagabunda.

-Bienvenida, mi nombre es Deanna, este lugar es Alexandria, aquí se vive tranquilamente con ciertas reglas para mantener una sana convivencia.- dijo tranquila, invitándome a pasar para después cerrar las puertas.

-Muchas gracias, honestamente no creí que me recibirían.- dije riendo por lo bajo, con un destello de esperanza en mis ojos y una sonrisa de felicidad.

-Tu perro es... lindo, los dos necesitan un baño.- rió acariciando la cabeza de mi perro.

-Si... lo sé.- No la juzgaba por su comentario que para mí gritaba ¡Apestan! Ella era una persona bien arreglada con un agradable aroma, no estaba acostumbrada a esto como yo.

-Antes de mostrarte tu estadía en Alexandria, tendré que hacerte una entrevista, es solo para ver cómo cambias con el paso del tiempo en este lugar y precaución.- me dirigía a un lugar que parecía ser su casa, echaba un vistazo a las demás casas mientras nos dirigíamos a la suya, todas eran tan bonitas y bien arregladas, no destruidas como las que había visto los últimos años antes de adentrarme al bosque. La gente que estaba pasando por ahí me miraba como si fuera un bicho raro, intenté entenderlos y no sentirme mal, era entendible, nunca habían visto a alguien tan descuidada como yo. Llegamos a la casa, me invitó a tomar asiento en su sofá y preparó su cámara.

-Ya estoy iniciando la grabación, yo te haré una serie de preguntas y tú sólo respondes, ¿Ok?- Se dirigió al sillón que se encontraba en frente de mí.

-Ok- respondí.

-¿Cómo llegaste aquí?- realizó la primera pregunta.

-Vagando por el bosque, caminando sin rumbo- respondí con seguridad, no quería que creyera que estoy mintiendo.

-¿Alguien venía contigo?- se acomodó mejor en su sillón.

-No, solo el perro que encontré hace unos días.- Imité su acción acomodándome también en el sillón, debo admitir que me sentía muy nerviosa.

-¿Qué hacías antes?- me miraba fijamente analizando cada una de mis expresiones y acciones, eso me ponía aún más nerviosa.

-Asistía a la escuela, como una niña normal- añadí para calmar un poco mis nervios, mis manos estaban tan sudadas que si sostenía algo se resbalaría.

-¿Y tus padres?- mi expresión cambió radicalmente a una de tristeza, las lágrimas amenazaban con salir al recordar lo que había pasado con mis padres. No quería hablar de eso, había pasado tanto tiempo pero aún dolía recordar a mis padres.

-Ellos murieron en el hospital donde nos encontrábamos, fueron mordidos por caminantes y tuve que abandonar el lugar ya que no era seguro. La enfermera que me atendía en el hospital estuvo conmigo un pequeño tiempo pero fue mordida también, me había quedado sola- Deanna me miraba con algo de tristeza, sintiendo pena por mí y por lo que pasé.

-¿Has matado personas?- su mirada se hizo más fija en mí, más seria.

-No creo que se pueda considerar matar, Sabrina, que era mi enfermera, me pidió de favor que encajara un cuchillo en su cabeza, dijo que no quería ser igual que esas bestias y yo lo hice.- cuando menos me di cuenta mi cara ya estaba húmeda por las lágrimas, dolía tanto aquellos recuerdos, no los había superado, eran una herida emocional.

-Por suerte tengo una casa libre para ti y tu compañero, tomarán un baño y podrás descansar, mañana te mostraré todo el lugar y a los habitantes de Alexandria.- se paró de su asiento y se dirigió hacia la salida de la casa, la seguí hasta donde se encontraba la casa, me dio un pequeño recorrido.- Mandaré a alguien para que te traiga ropa, comida y unos zapatos nuevos, bienvenida a Alexandria.- sonrió, se sentía tan acogedor este lugar, todo tan limpio y ordenado.

Me bañé a mí y a mi pequeño compañero al cual no le había escogido un nombre aún, mañana mi única preocupación sería buscarle un nombre. Tomé unas tijeras y le di una despuntada a mi cabello, después corté el de mí compañero peludo. La ropa que mencionó Deanna estaba sobre la cama, me vestí y me sentía tan fresca como nunca, hace años no sentía esta sensación tan relajante. Me acosté en la cama lista para dormir y el perrito hizo lo mismo, los dos caímos rendidos, profundamente dormidos esperando el día tan feliz y largo que nos esperaba mañana.

La Hermana  De Enid (Chandler Riggs Y Tu) (TWD)Where stories live. Discover now