Quemaduras.

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Deja que te cuente de un muchacho
que algún día sus puertas abrió,
que quiso cambiar de calendario,
que quiso olvidar y así olvidó.

Ya no había sombra en sus palabras
porque decidió mirar al Sol,
aunque a veces si que encandilaba,
él era feliz y así olvidó.

Deja que te cuente del muchacho
que se fue quemando con el Sol,
aunque nunca le respondió nada,
él se fue quemando y se olvidó.

Deja que te cuente de un muchacho
cuya piel entera ennegreció,
negro como sombra en las palabras,
hasta que de él mismo se olvidó.

Pinceladas de felicidadWhere stories live. Discover now