La chica, habituada a los malos tratos, le preguntó qué se sentía al convivir con la locura. El chico, harto de medicaciones, le preguntó qué se sentía al mirar a la muerte a los ojos.
Ella, cansada de verse morir en cada esquina, enloqueció.
Él se cansó de enloquecer.
YOU ARE READING
Pinceladas de felicidad
诗歌Poemas sueltos de un autor que va en pijama, con la libreta por cama y un boli a medio gastar.