Aguas de la misma fuente.

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La chica, habituada a los malos tratos, le preguntó qué se sentía al convivir con la locura. El chico, harto de medicaciones, le preguntó qué se sentía al mirar a la muerte a los ojos.

Ella, cansada de verse morir en cada esquina, enloqueció.
Él se cansó de enloquecer.

Pinceladas de felicidadWhere stories live. Discover now