Un Tic-Tac blanco.

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Tenía un corazón tan dulce
que todos quisieron probarlo.

Y pellizco a pellizco fue menguando.
Y pellizco a pellizco se apagó.

Un día él echó de menos el sabor de aquel pálpito.
Y buscándola se encontró con sus huellas, paradas, quietas,
cansadas de esperar a que alguien volviera.
Y junto a ellas en el suelo un trapo,
envolviendo un último latido.

Pinceladas de felicidadWhere stories live. Discover now