«SOGIMA»

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JHope:
» ¿Conseguiste sacarle la dirección a Jiwoo?

Yo:
» Sí.

Jhope:
» Bien. Vamos mañana.

Yo:
» No. Estoy cansado.

Jhope:
» ¿Tú?
» ¿Te sientes bien?

Yo:
» Me duele el pecho.
» Me duele mucho.

[...]

Cuatro días han pasado desde la última vez que Seokjin habló con Namjoon. Por más que se repite que no debe afectarle lo que un desconocido le hizo, hay un hueco tan grande entre sus costillas que no le deja respirar del todo bien, que le repite constantemente lo estúpido que es por enamorarse de una ilusión.

Cuatro días en los que por las noches le dan ganas de llorar sin ninguna razón aparente y sufre en silencio para no preocupar a nadie. Sus amigos no son tontos, claro que han notado sus repentinos cambios de humor las últimas dos semanas. Han notado cómo llega tarde a clases y no pone atención; cómo dejó de ver su celular y suspiraba con frustración al ver a Jiwoo por los pasillos. Pero Seokjin es tan hermético e inestable que saben no deben presionarle y esperar pacientes a que su mayor les cuente lo que le sucede antes de ahogarse en sí mismo.

Dos semanas.

¿Cómo toda su vida se alteró en a penas un pestañeo? Un día se tropezó con un desconocido que pedía su número; al siguiente su cabeza sólo pensaba en él; y después nada. La trampa del enamoramiento efímero era que si uno tropezaba la caída era demasiado rápida y dolorosa.

Sin darse cuenta, Jin había terminado caminando en círculos en aquel centro comercial. Ni siquiera recuerda por qué había ido en primer lugar. Mira a su alrededor y sólo divisa una tienda de materiales para dibujo; ahora lo recordaba, los materiales para su maqueta son la razón para estar ahí.

Entra con desánimo a la tienda, observando los estantes que exhiben pinturas, papeles, colores, y un sin fin de cosas más. Al doblar en un pasillo, choca de lleno con alguien. Observa al contrario y sonríe casi inevitablemente por la inesperada coincidencia.

— ¿Seokjin hyung? —Pregunta el castaño más alto, mostrando su tranquila sonrisa.

— Jungkook, creí que no me recordarías —devuelve una sonrisa cansada.

El estudiante luce totalmente diferente sin su uniforme de instituto; con esa altura, esa actitud tranquila y masculina, cualquiera podría decir que es un universitario. Jungkook nota la esencia de abatimiento del mayor, una actitud que en cualquiera era motivo de preocupación.

— ¿Te encuentras bien, hyung?

— ¿Eh? —Seokjin muerde su labio inferior y ensancha una sonrisa—. Claro, ¿por qué preguntas?

— Luces... extraño. —El menor nota la tensión en la mandíbula del universitario ante su comentario, y frunce el ceño con un cosquilleo de inquietud en el pecho—. ¿Hay algo que te preocupe?

Seokjin no afirma ni niega nada, pero su semblante afligido lo delata. Jungkook no sabe a ciencia cierta lo que debe hacer; está acostumbrado a ser el que es consolado (tal vez por ser el menor) y no a la inversa, por eso es que se siente tan primerizo en casos como este. Pero quiere hacer algo, de eso está seguro.

— ¿Tienes cosas que hacer? —Le preguntó al mayor.

— En realidad... —, es la respuesta verdadera. Pero aquel miércoles por la noche no tiene ganas de nada más que distraerse con cualquier cosa diferente a su proyecto final—. No. No mucho.

Tienes un mensaje. [NamJin]Where stories live. Discover now