—Te lo digo en serio, Scott. Tienes que hablar con él —Me repitió Allison —Está dolido.
— ¿Qué pasa con Lydia?
—Por mí no te preocupes, todo está arreglado. —Yo fruncí el ceño. ¿Cómo iba a estarlo? —Volvemos a ser amigos, quiero decir.
—Solo faltas tú Scott. Es tu mejor amigo, háblale ya. —Exigió Allison.
—Sí, vuestra amistad es muy fuerte. Es como si Allison y yo nos enfadásemos por ti y una vez solucionado no hiciéramos nada. Scott, por favor —Suplicó Lydia. La miré y luego a Allison, que tenía la misma mirada que Lydia.
—Está bien... voy a hablar con él. —Ambas se pusieron muy contentas y vinieron a abrazarme. —Luego os contaré como ha ido todo.
Salí fuera del motel, en busca de Stiles. No podía estar muy lejos. Le busqué en la cafetería, pero no estaba allí. Fui al autobús escolar y tampoco. Estuve dando vueltas como un tonto durante varios minutos, hasta que decidí sentarme a descansar, estaba agotado.
— ¿Perdido? —Levanté la vista y ahí estaba.
— ¡Stiles! Te estaba buscando. —Él levantó una ceja —No, no voy a discutir contigo.
—Vaya, que bien me conoces.
—Stiles, eres mi mejor amigo, te conozco desde toda la vida. —Dije poniéndome de pie, para estar a su altura —Y sé que no te he hablado y lo siento. Me enfadé por una cosa que ni si quiera me afectaba directamente y lo siento. ¿Puedes perdonarme?
—Tú no eres mi mejor amigo. —Yo le miré con una mezcla de sorpresa y dolor. Él al verme, continuó hablando — Eres mucho más. Scott, eres mi hermano. —Dijo, y se le escapó una lágrima. — Nunca podría enfadarme contigo y dejar de ser amigo tuyo. Por supuesto que te perdono. —Yo me acerqué a abrazarle pero antes de hacerlo, él lo hizo. —Te he echado de menos. No tenía con quién hablar.
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—Tenías a Malia...
—No es lo mismo. Mi relación con Malia puede romperse, pero contigo nunca.
—Calla, me vas a hacer llorar. —Dije limpiándome una falsa lágrima de la cara.
—Entonces... ¿vuelvo a ser parte de la manada? —Preguntó. Pude ver que sus ojos estaban medio llorosos.
—Siempre lo fuiste, aunque yo pensé que no. Y no te preocupes por Malia, ella puede venir también. Es tu pareja actual y debo respetarla. No parece mala chica. —Admití. Yo la "odiaba" porque no era Lydia, pero es que Lydia no podría ser nunca, son muy distintas.
—Gracias tío. —Respondió con una sonrisa.
— ¿Nos vamos? —Pregunté, indicándole con la cabeza el camino hacia nuestra habitación.
