Capitulo 41

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Narra Luke. 


En todo el camino Cecilia se la paso durmiendo, Damon conducía y yo bueno, yo me sentía un jodido acosador porque en todo lo que llevamos de camino me la pase viendo a Cecilia, se veía tan tierna, relajada, inocente, frágil... que estoy diciendo no, no y no, y si mi mamá tiene razón y si Cecilia me esta gustado, no puede ser... ¡si puede ser Luke!, siento celos cuando esta sonriendo con otro chico, cuando la toman de la cintura o le tocan sus lindas mejillas, me gusta besarla, acariciarla, tenerla cerca de mi, su perfume, sus manos suaves, verla enojada, discutir con ella... dios Luke en que diablos te estas metiendo, las cosas son claras Cecilia te gusta, pero ella sentirá algo por mi... Dudo por un buen rato hasta que Damon me aventó un papel y salí de esa guerra interna que tenia hace unos momentos. 

 Llegamos a la casa de los Irwin, Damon saco las maletas mientras yo despertaba a Cecilia, ambos salimos del carro y subimos nuestras maletas. 

 —Vamos por algo de comer— dice Damon. 

 —¿Qué hora es?— pregunta Cecilia. 

 —Las seis de la tarde. 

 -¡Entonces vamos! 

 —Te llegaron las energías muy rápido— digo burlón. 

—Aishh, ¡vamos rápido!, muero de hambre— me agarra de la mano y luego toma la de Damon.

—Damon, ¿dónde queda el puesto de comida mas cercano?— preguntó. 

 —Deja le pregunto a esa señora— suelta la mano de Cecilia y va con la señora. 

 —Acaso me quieres poner celoso— le susurro en el odio. 

 —No— dice nerviosa. 

 —Parece que si— beso su mejilla. 

 —¡Luke!— voltea a verme.

—¿Qué pasa nena? 

 —Na...nada— se voltea y su sonrojo empieza a salir. 

Nos bastaron 20 minutos para llegar a la playa, Damon estuvo con nosotros una hora y luego se fue con unas chicas. 

 —Vamos a nadar— hago un pequeño berrinche. 

 —No, mejor hacemos castillos de arena— hace un hermoso puchero. 

 —Bien— me da un beso rápido en los labios. 

 —Pareces una niña. 

 —¿Qué?. 

 —Te vez tan linda haciendo castillos de arena. 

 —Luke, tu castillo es un asco. 

 —¡Hey me esforcé! 

 —Si claro— se levanta quita su playera y me la avienta. 

 —Ya veras— grito, y hago lo mismo que ella. 

 —Eres muy lento— ríe. 

—Aja si— logro alcanzarla, la tomo por la cintura y la subo a mi hombro. 

 —No es justo tu tienes unas piernotas y haces el doble de pasos que yo. 

 —Tortuga. 

 —Piernudo.

  —Eso me ofendió sabes. 

—¡Yo no te mande a tener unas piernotas! 

 —Y quien dijo que si— rió— oh mira que es esto— toco la parte baja de su espalda. 

 —¡Nada! 

—Un tatuaje, atrás de la oreja tienes otro y en la nuca también. 

 —Que tanto miras, pervertido. 

 —Quiero saber donde hay mas tatuajes. 

 —Joder, todos están a la vista. 

 —Los puedo ver de cerca. 

 —No, ¡pervertido acosador!

Crime Family ✔Where stories live. Discover now