Capitulo 15

312K 23.7K 3.9K
                                    

«Mierda!». Me aparto rápidamente de Laura. Está completamente pálida y me mira buscando una explicación. No se la doy, y comienza a abrochar temblorosa su camisa.

—¡DIOS MÍO! —aprieto fuertemente mis dientes al oír su grito cuando entra al salón. Acaba de descubrirnos. Se lleva las manos a la boca en un gesto de auténtica sorpresa—. Álex... ¿Estás con una chica? —sus ojos se abren y se llenan de lágrimas—. No puedo creer lo que estoy viendo... —se queda mirando a Laura fijamente mientras esta recoge sus cosas a toda prisa.

—Lo siento —dice apurada—, no sabía nada de esto. Álex no me dijo que tenía pareja... —me mira con furia y se marcha.

—No... ¡Espera! ¡Laura! —oigo un portazo—. ¡Buena la has liado, joder! —grito.

—¿¡Yo!? —se hace la ofendida—. ¡Corre tras ella, idiota! —sin pensarlo demasiado salgo a buscarla. Voy sin camiseta, pero no me importa.

—¡LAURA! —me ignora, aunque sé que me oye—. ¡ESPERA! —se gira y al ver que me acerco camina más rápido.

—¡Lárgate, imbécil! —su voz suena ahogada. ¿Está llorando?—. ¡Joder! ¿Quieres parar de una maldita vez?

—¡NO!

—¡Vete a la mierda! —grita. Por fin consigo llegar hasta ella, la tomo del brazo y la obligo a parar—. ¡Suéltame! —intenta golpearme con su bolso, pero lo esquivo a tiempo—. Dile que no ha pasado nada entre nosotros y que no volveremos a vernos. Estoy segura de que esa pobre chica no merece lo que le has hecho —varias lágrimas caen de sus ojos y me duele verla así. La he imaginado de todas las maneras, pero nunca llorando.

—¿Quieres escucharme de una jodida vez? —la gente nos mira.

—¿Va a ser a mí a quien vas a decirle que no es lo que parece? —trata de soltarse de mi agarre.

—¡EXACTO! Yo no lo hubiera definido mejor —me mira extrañada—. ¡NO ES LO QUE PARECE! —digo, cabreado.

—Vete a la mierda —marca sus palabras. Hay odio en su mirada.

—La chica de la que estás compadeciéndote... ¡ES MI HERMANA! —remarco las mías.

—¡No me jodas! —abre los ojos exageradamente. Esto parece una competición de remarques. Seca rápidamente sus lágrimas—. ¿En serio? ¿No me estás engañando?

—No, desconfiada. No te estoy engañando. Vuelve conmigo a la casa y lo compruebas tú misma —dejo salir el aire de mis pulmones aliviado.

—¡Qué vergüenza! —golpea su frente con la palma de la mano. Segundos después me mira a través de sus dedos—. ¿Y por qué reaccionó así?

—Simplemente se sorprendió —bajo la mirada y trago saliva. Ni yo mismo me creo lo que hemos estado a punto de hacer.

—¿Por qué iba a sorprenderle tanto que su hermano esté en su casa con una chica? —arruga su frente.

—Porque ella sabe perfectamente que no tengo citas. Hemos discutido mil veces sobre este tema y siempre le he asegurado que sus ojos no me verían con una mujer. Estoy seguro de que se ha emocionado. Ha luchado mucho por ello.

—¿Por qué tomaste esa decisión? Puedo entender que no quieras comprometerte con nadie, aunque creas en el amor. Pero una cita de una noche, por ejemplo, ¿tampoco?

—Tampoco.

—Vaya... ¿Seguro que no eres gay?

—Creo que lo que pasó hace un rato responde a tu pregunta —siento vergüenza de mí mismo. Mi corazón duele. He estado a punto de romper mi promesa. Estoy siendo débil y no puedo permitirme flojear así de nuevo. Para mí solo hay una mujer y así deberá ser por el resto de mis días. Se lo debo.

El tormento de Álex - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora