–La pasé bien con... ¿Cómo se llamaba? ¿Mil? ¿Tim? ¿Hostil? –estaba confundida.
– ¡No puede ser! –exclamó Amanda.
–Lo sé, pero me acordaré de su nombre. – bostecé
–No, eso no, –dijo– no puede ser que a Macs no le gusta comer oreos sin cremita.
–Pero...
–Sin peros, lo tienes que convencer para que le gusten.
–A todo gusto lo justo.
–En este caso no es así.
–Creo que nos hemos desviado del tema.
– ¿De quién hablábamos?
–De Tim.
– ¿Tim? ¿No quieres decir Will?
–Ese.
– ¿Qué pasa con Will?
–Verás, no sé cómo explicarte. Yo...–Me colgó.
¿Qué está pasando conmigo? ¿Por qué me he olvidado el nombre de Will? ¿Cómo es que terminé siendo vecina de mi vecino? ¿Por qué la pregunta anterior no tiene mucho sentido?
Se llama gusto.
La voz de mi conciencia me invadía. ¿Gusto? Mejor busco en mi móvil su significado.
Gustar
v. Caer bien [una persona] a otra... Ver más.
Si gustar tiene esa definición, entonces si puedo afirmar una cosa: Me gusta Will. Me gusta mucho.
Muchísimo.
Es más, le dejaré un mensaje.
Yo: Will ¿estás?
Will: Presente. ¿Por?
Yo: Me gustas.
Will: Emmm... me tengo que ir. Cuídate.
Yo: .-. Ok
¿Qué tiene eso de malo? Will me cae bien.
¿Acaso no le caigo bien?
Puse clic en ver más.
Gustar
v. Caer bien [una persona] a otra o atraerla físicamente.
Puse los ojos en blanco. Él no me atrae físicamente, solo me cae bien. Con razón él se despidió; no le atraigo físicamente, pero eso tampoco quita la opción de no caerle bien.
Me lamenté en silencio por varios minutos, critiqué mi móvil por enviar el mensaje y no avisarme error al enviar un mensaje como pasan en las historias de amor y eso.
– ¿Por qué no me dices error al enviar el mensaje? ¡Dime error al enviar mensaje! – grité a la pantalla táctil.
–Jessie, ¿qué haces hablando con tu móvil? –Preguntó mi padre entrando a mi cuarto. – ¿Estás bien?
–Sí, ¿qué tal tu cita de ayer?
–Te contaré. –se sentó en mi cama, a mi costado. – Estábamos allí, sentados y comiendo... El punto es que ella tiene un hijo y yo le dije que tengo una hija.
– ¿O sea...?
–Quiere que conozcas a su hijo.
– ¿O sea...?
–No lo repetiré.
–Creí que funcionaría.
–Conmigo no funciona– sonrió. –Solo conmigo funcionan los encantos de mi dulce Federica Lerman.
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Ponte Stop
Teen Fiction-¿Ahora estás babeando por mí?- me dijo con una sonrisa maliciosa. Rápidamente rompí el contacto físico enfrentándome cara a cara. -¿Qué?-pregunté exasperada. No pude negar que estaba como un tomate. Sonrió.- ¿Creíste que era un príncipe azul? Esa p...