Capitulo 6

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Pov.Nick

La hora en donde se supone que deberíamos dormir llegó, apagaron las luces del pasillo y de la habitación, la única pequeña luz que quedaba era la de la brillante luna, la cual, entraba por la alta ventana de mi celda.

Me recosté en el suelo, y me puse a contemplar el cielo nocturno.

De repente me llegó a la mente Judy, la manera en la que actuó no fue normal, fue extraña, lo peor es que me dejó con la duda, tal vez era algo personal, aunque... Se supone que somos amigos, ella puede confiar en mí. Puede pero no quiere,¿será por que soy un zorro? ¿por ser ladrón? ¿alguien que cometió una equivocación? Lo dudo.

— Pss... ¡Nick! ¡Nick! — me llaman.

— Ah, ¿qué quieres Finnick? — recargo mi espalda en la pared.

— ¿Ya se fue la coneja?

Suspiro. — Ya — respondí con seriedad.

Suspira aliviado. — ¡Al fin! Pensé que nunca se iría, ya quería charlar un rato contigo.

Finnick es un zorro del desierto, un viejo amigo. Tiempo atrás me ayudaba con robos, mi fiel mano derecha, pero eso terminó cuando él fue arrestado y sentenciado a 2 años de prision, ya que, intentó robar unas valiosas joyas, ahora es mi vecino de celda.

— Oí un rumor que dice que esa tal "Judy" es la única hembra que trabaja cómo policía, parece ser alguien que quiere llamar la atención.

— Nah, no lo creo, ya la conozco.

— Oh, ¿y cómo es?

— Es muy alegre, positiva, lindos ojos... Es agradable.

— ¿Así que no es ese tipo de chica que anda detrás de los machos?

— No — respondí firme.

— Ya veo, ¿no te molesta?

— ¿Qué cosa?

— Que lo que debería ser tu presa te esté dando ordenes.

— Sabes... No había pensado en eso.

— ¿Y?

— Pues no, la verdad no — miro a la ventana.

— Si yo fuera tu no dejaría que esa enana me diera órdenes.

— Pues que raro, porque yo me estoy dejando dar ordenes por esa "Enana" — digo serio.

— ¿Qué te ocurrió Nick? Antes querías que el mundo se arrodillará ante tus pies, y ahora mírate, encarcelado y con una coneja cómo guardia, si te soy sincero haz caído muy, muy bajo.

— Ya no soy el mismo, Finnick — suspiro.

Sin aviso alguno, el guardia nocturno se acercó.

— ¡ES HORA DE DORMIR! ¡CÁLLENSE! — gritó, haciendo que me sobresaltara.

Así que bajamos la voz.

¿Simple Ladrón? [Nicudy]Where stories live. Discover now