La sabana delgada entre nosotros empezó a sentirse sofocante en mi cuerpo, los movimientos de Miguel cada vez un poco más desesperados. La punta de mis dedos bajó por su espalda tonificada, el sudor brillando sobre la piel fría y húmeda, mientras él trabajaba en mí. Sonreí al oírlo reír ligeramente en respuesta a mi pequeña mano apretando suavemente su trasero. El intenso placer corriendo por mis venas era una sensación que sólo había experimentado con Miguel. Independientemente de la situación en que nos encontrábamos, su presencia me daba una sensación de seguridad. No había duda alguna en mi mente de que él me protegería ferozmente.

"Rubén". Dijo Miguel con su voz ronca.

Yo sabía que él estaba en su tope, su rostro metido en el hueco de mi cuello. Sus dientes mordisqueando mi piel mientras Miguel trataba desesperadamente de retrasar su liberación.

"Miguel.... dejalo salir." Susurré.

Miré con asombro completo mientras rodaba su cabeza hacia atrás. El torso de Miguel se apartó de mí un poco, mostrando su pecho fuerte y sus prominentes clavículas. Mis labios se entreabrieron. No podía dejar de ver la belleza que estaba encima de mí. Me había acostumbrado a la oscuridad inconfundible que Miguel tenia, pero esto se hacía cada vez más difícil de creer. Mis ojos recorriendo por encima de él con asombro.
Tenía el aspecto de un ángel.

Casi sentí como si no debería tocarlo, con miedo de que desapareciera. Su aliento caliente sopló sobre mi piel, su rostro se volcó hacia el mío. Sus ojos apretándose bien cerrados mientras sostenía las ráfagas de placer restantes a través de su cuerpo.

"Mierda". Maldijo con voz entrecortada.

Sonreí, su vocabulario haciéndolo parecer más humano. El calor húmedo que Miguel había liberado podía sentirse a través de la delgada capa cuando apretó su entrepierna a la mía. Sus movimientos se volvieron irregulares, volviéndose más lentos mientras el agotamiento envolvía su cuerpo. Vi como su lengua rosada se deslizó de su boca, pasando sobre sus labios hinchados. Sus largas pestañas rozaron mi cara mientras bajaba la cabeza presionando un largo beso en mi mejilla. Los ojos negros de Miguel brillaron en cuanto él me sonrió.
Me moví en cuanto Miguel intentó poner su mano bajo la sábana. Su toque caliente rozando por mi estómago hasta que rozó a la parte superior de mis boxers. Pero yo lo detuve antes de que pudiera deslizar sus largos dedos adentro. Una expresión de confusión cruzó su rostro.

"Tu no acabaste.", Explicó.

Su mano se movió para llevar a cabo las acciones que yo había impedido anteriormente.

"No."

Mis dedos se envolvieron alrededor de su muñeca, tirando de ella hacia fuera de mi ropa interior.

"Está bien." Le dije.

No sentí que necesitaba acabar. Sólo el ver a Miguel deshaciéndose por encima de mí me había traído otro placer indescriptible. Él me miró con curiosidad antes de que una pequeña sonrisa se curvara en sus labios carnosos.

"Todavía estoy tratando de entenderte." Hablaba en voz baja, con un dejo de burla en su voz ronca.

***

La risa profunda de Miguel resonó por la habitación, mis ojos bien cerrados mientras se levantaba de la cama. A partir de la experiencia previa, sabía que Miguel no era tímido cuando se trataba de situaciones íntimas. Tuve la sensación de que él era plenamente consciente del efecto que tenia no sólo en mí, sino sobre todos los que lo habían visto sin ropa. Pero a medida que meditaba en el pensamiento, me di cuenta de que tenía la misma influencia cautivante sobre mí incluso cuando estaba completamente vestido.

"Rubén, no me importa." Me dijo.
Escuchado a ciegas a sus palabras. Sabía que su comentario fue en referencia a verlo desnudo.

Pero yo no podía abrir los ojos. No sé por qué, tal vez era porque me sentía como si tuviera que respetar su pudor.

La sabana fue jalada de mí. Supuse que Miguel la había llevado para envolverla alrededor de su cintura. Mis ojos se abrieron, ajustándose a la tenue luz de nuevo. Las luces colgadas alrededor de las paredes de mi habitación todavía tenían un brillo bonito. Mi mirada siguió el sonido de Miguel mientras se movía a través de mi piso.

Mis ojos se abrieron ligeramente mientras miraba a Miguel pasar por la puerta del baño. Todavía estaba completo y bellamente desnudo. Su espalda hacia mí, pero él volcó la cabeza, con una amplia sonrisa adornando su rostro mientras me guiñó un ojo con picardía. Sus oscuros, castaños rizos despeinados en su cabeza después de que mis dedos habían pasado varias veces a través de ellos. Los músculos de su espalda se expandían y contraían mientras se movía. Lo vi colocar la sabana en la cesta de lavado. Sus dedos sosteniendo sus boxers antes de desaparecer en el cuarto de baño.

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dark ↮rubelangel™Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin