Azul Tristeza

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Editado: 1/02/23

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-¡Oh Tae! Ya despertaste.- Alivio sonó en esa voz. -No tienes ideas de cuánto me alegra poder al fin encontrarte. Soy yo corazón, Key.- Kibum abrazó a amigo, cuidadoso de no apretarle de más. Había estado tan preocupado, que verle relativamente sano le hacía sentir algo de consuelo.

Taemin apartó a Kibum de su lado, reincorporándose en la cama de hospital donde se encontraba. Se frotó los ojos, apenas empezaba a enfocar bien. Miró a su al rededor, tratando de ubicarse en tiempo y espacio. El cuarto era de color blanco, causándole algo de dolor en los ojos, así que terminó por entrecerrarlos para poder terminar su exploración visual.

Con cada segundo que pasaba, y empezaba a recordar lo que había sucedido, una sensación de pesadez aparecía en su estómago. Estaba tan maldito. 

-¿Mi libro?- Fue lo primero que dijo, resaltando la ausencia de su bien más preciado. Era su único bien ahora, no se había llevado nada de la casa en un intento de que Minho le detuviera antes de salir. -¿Dónde está mi libro?

-¿Qué libro, corazón?- Kibum frunció el ceño, tratando de comprender un poco la línea de pensamientos de Taemin. Sabía que no podía exigirle demasiado, no tenía idea de por cuántas cosas había pasado en esos tres años que estuvo desaparecido.

-Yo tenía un libro conmigo.- Explicó. -¿Dónde está? Necesito recuperarlo.- Taemin trató de moverse, había muchos cables conectados unos a otros, que terminaban en una intravenosa a su brazo. Además le dolía el cuerpo, pero no se fijó demasiado en ello. Podía reconocer cómo le dolía el cuerpo después de una crisis de pánico.

-No, no, no, corazón, no te muevas, te vas a lastimar.- Kibum le detuvo de que saliera de la cama, a pesar de haberse despertado luego de un desmayo, Taemin estaba demasiado nervioso y maniático. -¡Basta! Deja de moverte.- Le ordenó, tratando de detenerle. -Tengo que informar a las enfermeras que has despertado, para que llamen a un doctor. Les preguntaré dónde están tus cosas, y después revisaré si está el libro que buscas, ¿entendido? Sólo no te muevas.- Explicó, provocando una mirada de recelo de parte de Taemin. Sintió un escalofrío recorrerle, porque Taemin jamás lo había mirado así, como si fuera un extraño que quería hacerle daño. ¿Por qué tanto hubo pasado Taemin mientras estaba cautivo?

Kibum salió de la habitación entonces, permitiendo que Taemin tuviera un tiempo de soledad. Sintió que sus hombros se hundían mientras daba una respiración larga. La luz aún le calaba, a pesar de que trató de acostumbrarse, era simplemente incomoda. Quizás se debía a que no le gustaban los hospitales, nunca lo habían hecho. Se removió un poco, tratando de repasar lo que había sucedido. Minho le dijo que nada bueno podía salir de cómo se habían enamorado, no quería creerlo. No pudo haber pasado, porque entonces cada temor que tuvo los últimos meses era cierto. Minho había dejado de quererle. Deseó tanto que Minho le hubiese detenido antes de irse, pudo haberle perdonando palabras tan crueles. Pero él no lo hizo, y le obligó a partir. Había sido tan aterrador dejar la casa, afuera no se sentía seguro. Ni siquiera supo cómo logró llegar de regreso a dónde había edificios enormes y personas caminando apresuradas ¿Cómo llegó hasta ahí? Pasó sus manos por su cabello y lo reacomodo, tratando de sostenerse a la sensación de cada hebra de cabello en sus dedos. Podía sentirlo, era real, todo estaba pasando de verdad. Necesitaba calmarse, o tendría otro ataque de pánico. 

Se recordó lo que siempre le habían dicho en sus antiguas sesiones, que buscara cinco cosas que podía ver. Una lámpara, una mesa, la ventana, la puerta, y una silla. Cuatro cosas que pudiera oír. El ruido del ventilador, las enfermeras hablando, y muchos pasos afuera de la habitación. También podía oír a un pájaro que debía estar del otro lado de la ventana. Tres cosas que pudiera sentir. Las sábanas rugosas bajo sus manos, la almohada que ahora se encontraba contra su espalda, y la sensación de sus dientes lastimando el interior de su mejilla para recordarse que estaba en la realidad. Dos cosas que oliera. Definitivamente podía oler el antiséptico del hospital, y sangre. Una cosa que saboreara. Sangre, de su boca. Había sangrado al morderse. 

Síndrome de Estocolmo~ ♡ b29;Where stories live. Discover now