|Narrado|

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Beacon Hills, 11:53 p.m


—Hogar dulce hogar, ¿cierto?—le digo a Scott, mientras que sujeto mi maleta y los dos estamos parados enfrente de su casa. En segundo plano, escucho al taxi irse.

Scott asiente y se coloca su mochila al hombro, y coge su maleta.

—Cierto. 

Nos miramos, y andamos hacia la puerta.

Cuando llegamos, llamo al timbre, y después de unos instantes, mi padre abre la puerta.

Me mira con una gran sonrisa y yo abro los brazos, con la maleta al lado.

 —¡Stiles!—me dice riendo, y me abraza, cosa que yo llevo esperando mucho tiempo.

De refilón consigo ver a Scott entrando en casa, y en el portal, Melissa y el se abrazan.

—Papa, hace frío. ¿Entramos y seguimos con nuestro momento de película?—le propongo, y el se separa de mi, mientras que asiente. Su vista se dirige a mi maleta, y a la bolsa que hay al lado. El frunce el ceño, señalándola.—¡Sorpresa! ¡Te he traído ropa sucia! ¿No es genial?

Sonrió y hago una mueca de felicidad.

—Stiles... ¿Por que arruinas tan pronto los buenos momentos?—me dice mi padre, entrecerrando los ojos, y colocando su mano en mi hombro.

Yo me encojo de hombros.

—¡Por favor, sabes como soy de sobra!

El niega con la cabeza, riéndose y coge la bolsa y yo la maleta, y entramos.

Por fin en casa.


Mientras tanto, en Portland...

—A si que, ¿se ha unido gente nueva a la manada?—pregunta Jackson a Lydia, mientras que esta bebe de su café.

—Así es. Se ha unido una mujer coyote, Malia, una kitsune, Kira, otro hombre lobo, Liam, y los demás ya los conoces.

—Vaya.—se ríe débilmente, y Lydia solo sonríe.—Londres no es tan emocionante.

—De vez en cuando, me vendría bien un poco de vida... ¿normal?—dice Lydia, y Jackson asiente.

Lydia le estaba poniendo al tanto de la situación actual de la manda, y Jackson había escuchado con atención.

—Pues ya sabes, ¡mi casa es tu casa!—le dice Jackson, mientras que se hecha hacia atrás, apoyando su espalda contra el respaldo en el sillón, sonriendo.

—No digas eso, o me tendrás allí todos los días.  

—Seria un placer, Lydia. Siempre lo será.—le contesta Jackson, mirándola fijamente.

Se quedaron unos segundos mirándose, sin apartar la mirada en ningún momento.

Lydia pensó en todo lo vivido juntos, en todos los complicados momentos, en los buenos, en todas las experiencias vividas juntos.

Y también lo observó.

Para la vista de ella, sus ojos estaban mucho mas verdes, estaba en mejor forma, y sus dentadura era deslumbrante.

Tan atractivo como siempre.

Jackson también pensaba en Lydia.

Observo con detenimiento su cabello pelirrojo cayendo por su pecho y hombros, sus labios carnosos, sus ojos verdes, su pequeño y bello rostro.

Lo que nunca te dije. {Stiles Stilinski}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora