Capitulo 31...

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Narra Edward...

-¡Edward Samz! ¡Carlos Valdés! Ya pueden salir, pagaron su fianza- Grita el policía que nos trajo hasta aquí.

Después del incidente del bar, y de que la chica a la que estaba defendiendo me rompiera una botella en el brazo <Que por suerte no sufrió ninguna cortadura, sino más bien, que se me dislocará la muñeca> La policía llego, el dueño del bar les llamó sin que nos diéramos cuenta, nos llevaron al hospital para que curasen nuestros golpes, resultando yo con una escayola a medio brazo que tengo que llevar durante un mes. ¡Y todo por creerme Héroe!

Al terminar de revisarnos nos trajeron a la comisaría donde pasamos toda la noche. No le avisé a mi familia donde me encontraba, no quería alterarlas, además, me sentía muy avergonzado, nunca he estado en la cárcel, y ahora aquí estoy. Carlos insistió en que llamáramos a la Señora Clara, ya que es la única abogada a la que conocemos, y de la cuál mi amigo tenía su número. Hemos tenido que pasar la noche en la cárcel, sin embargo, le agradezco a la señora Clara por venir a sacarnos.

-Vaya que la cárcel le sienta bien chicos, están como que más apuesto-Dice Clara con sarcasmo cuando llegamos a su lado.

-Gracias por sacarnos de aquí señora Clara, no tenemos como pagarle que lo haya hecho-Se apresura a decir Carlos, yo aguardo en silencio a su lado, muerto de vergüenza por estar en esta situación, y que sea la amiga de Tereza quien tenga que sacarme de ella.

-No te preocupes Carlos, todo queda entre amigos, mejor ven y cuéntame como fue terminaron aquí mientras yo le doy un empujón hasta sus casas.

Este fue el trayecto más largo de mi vida. Carlos se la pasó contándole a la señora Clara todo lo sucedido anoche, mientras tanto yo me dediqué a observar por la ventana pensando en la reacción de Tereza cuando me vea inmovilizado del brazo, ya que no podré conducir. Carlos llega a la parte de la chica golpeándome con la botella, las carcajadas no se hacen esperar por parte de la señora Clara acompañada por las de mi amigo.

Por suerte unos minutos después les dejamos en su casa por lo que me libro, al menos, momentáneamente de su risa, no así de Clara que de vez en cuando me observa por el espejo retrovisor con una sonrisa burlona en la cara.

-Gracias, por traerme-Expreso al bajarme del auto cuando llego a mi destino.

-Siempre-Sonríe.-¿Puedo pedirte un favor?-Pregunta, y mi ceño se frunce.

-Por supuestos-Respondo un poco atemorizado. Está mujer puede llegar a intimidar a quien sea.

-No te rindas, lucha por ella, si lo que sientes por mi amiga es tan real como lo que aparenta ser, no te des por vencido, hazla feliz-Me alienta.

-Lo haré -Le aseguro con una promesa intrínseca.

A pesar de estar un poco sorprendido por sus palabras, le agradezco por alentarme a seguir con Tereza porqué se que la opinión de ésta mujer puede ser un detonante decisivo en mi relación con ella, Clara es como su hermana, el saber que nos apoya, que está de acuerdo con los que sentimos, o hasta ahora, con lo que yo siento por su amiga, me llena de fortaleza.

Entro al departamento con los ánimos renovados, una sonrisa se forma en mi rostro al pensar en lo primero que haré cuando tenga a Tereza junto a mí. Al cruzar la puerta mi sonrisa se borra de inmediato al ver tres pares de ojos observarme con preocupación.

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Volver a amar &quot;Segundas Oportunidades 1&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora