Pablo alonso lopez

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también conocido como el Monstruo de los Andes, es un que tras su captura en 1980 confesó el asesinato de más de 300 niñas y jóvenes en , y . Se le da el crédito de la persona con más asesinatos de toda la historia.

No se puede establecer con certeza el número de homicidios ya que buena parte de sus cuerpos no aparecieron y los actos violentos se llevaron en regiones aisladas, por ello se carece de cifras confiables. Sin embargo, en su confesión a los investigadores reconoció que había asesinado a, por lo menos, 110 muchachas en Ecuador, 100 en Colombia, y "muchas más de 100" en Perú. Y logró ubicar un campo en Ecuador donde se hallaron 53 cuerpos, y 4 más en otros lugares. Si bien en otros puntos señalados por él no se hallaron cuerpos. Si se le da crédito a su versión, Pedro Alonso López es el asesino en serie que más asesinatos ha cometido.

Pedro Alonso López nació en el municipio de , y a los seis meses, su madre se mudó a departamento de en 1948 en la época conocida como "", periodo de guerra civil no declarada que provocó cerca 200.000 muertes.

Era el séptimo hijo de un total de trece hermanos, hijos de una , y tuvo una infancia infeliz por la violencia, por el excesivo control de su madre y la ausencia de la figura paternal.

En 1957 con 9 años de edad fue sorprendido por su madre intentando mantener relaciones sexuales con su hermana menor y fue desterrado de la casa. Vivió en estado de indigencia como habitante de calle en Bogotá y fue abusado sexualmente. A la edad de 12 años fue adoptado por una familia estadounidense. Pero una nueva agresión sexual por parte de un profesor le hizo huir de nuevo y volver a las calles.

En 1969 con 21 años de edad fue encarcelado por hurto y en prisión fue abusado por tres presos; decidió no volver a ser una víctima y los asesinó días después. Como fue declarada , solo se le añadieron 2 años de condena.

A su salida de prisión en 1978, Pedro viajó extensamente por todas partes del Perú. Durante este tiempo —él más tarde reconoció—, había empezado a atacar violentamente y asesinar a por lo menos 100 muchachas jóvenes de tribus locales por toda la región. La verdad es que es imposible verificar estas denuncias, pero lo que sí se sabe es que fue capturado por un grupo de Ayacuchanos, en el centro sur del Perú, mientras intentaba secuestrar a una niña de tan solo 9 años de edad.

Los ayacuchanos le despojaron de sus ropas, pertenencias y lo torturaron durante varias horas antes de decidir enterrarlo vivo. No obstante, tuvo la suerte de su lado, porque un misionero americano intervino y convenció a sus captores que el asesinato era impío y que deben entregar a Pedro a las autoridades. Ellos consideraron esta posibilidad y entregaron a su prisionero a las autoridades peruanas. Las autoridades judiciales y policiales no quieren perder el tiempo en investigar la denuncia de las pequeñas tribus y el Gobierno peruano deporta a Pedro a Ecuador.

En su retorno a Ecuador, Pedro empezó a viajar alrededor de la región, incluso frecuentemente se detiene en Colombia. Las autoridades pronto empezaron a relacionar un acrecentamiento en casos de personas desaparecidas, más concretamente a muchachas jóvenes. Sin embargo, rápidamente éstos concluyeron que se estaba produciendo debido al crecimiento de la demanda de esclavos sexuales y trata de mujeres.

En abril de 1980, una riada inunda Ambato (Ecuador) y esto causó que las autoridades tomaran de nuevo al archivo de casos de las personas desaparecidas cuando las aguas rabiosas desenterraron los restos de cuatro niñas. Mientras era difícil por los especialistas determinar las causas de las muertes, concluyeron que los cuerpos de las muchachas que habían encontrado, habían sido escondidos por alguien que se había tomado las molestias de esconder sus cuerpos a ojos entrometidos.

Días después de la riada, una mujer de la localidad, Carvina Poveda, se dirigía a realizar sus compras a un supermercado local con su hija Marie, de 12 años de edad, cuando un hombre desconocido intentó raptar a la muchacha. Carvina pidió ayuda para detener al hombre que trataba huir del supermercado con su hija en brazos. Comerciantes locales acudieron rápidamente a prestar su ayuda, capturaron al hombre antes de que pudiera escapar y lo retuvieron hasta la llegada las autoridades.

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