Capítulo 18

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Sarah...



Daniella vino a mi casa a contarme todo lo que le pasó con su mamá, la verdadera, claro. Se veía tan feliz. No paraba de sonreír con alegría y de emocionarse tanto. A veces la interrumpía y le pedía que me volviera a explicar... la verdad sólo lo hacía porque quería que siguiera hablando, quería seguir viéndola feliz la mayor cantidad de tiempo posible. Terminó de contarme la historia y yo hacía preguntas de lo que me había dicho para que me respondiera y ver cómo sus ojos se iluminaban de emoción.


- ¿Me repites que te dijo cuándo te abrazó? – le pregunté.

- Que era mucho más madura de lo que ella fue a mi edad y que estaba muy orgullosa de mí – respondió con emoción y sus ojos estaban al borde de las lágrimas... lágrimas de felicidad.


Quisiera hacer así de feliz a Daniella. Quiero hacerla tan feliz que sus ojos comiencen a ponerse llorosos y brillen tanto, justo como está ahora mismo. Eso quiero. Quiero su felicidad.


- ¡Sarah! – exclamó Daniella de repente con una enorme sonrisa.

- ¿Huh? – sacudí mi cabeza, al parecer me perdí en mis pensamientos.

- ¿En qué pensabas? – me pregunta y yo sólo hundí mi cabeza en mis hombros – ¡Sonreíste! ¿Qué te está haciendo tan feliz?


Tú. Daniella. Tú me haces tan feliz.

Desde que tengo uso de razón siempre me sentía extraña con las personas. Siempre fui rechazada en la escuela, no le agradaba a nadie. Y cuando Daniella llegó cambió todo. Tengo una amiga, tengo una persona que escucha mis silencios con gusto, tengo a una persona que me sonríe... tengo a una persona que me hace muy feliz. Tengo a Daniella.

No quiero perderla nunca. Me moriría sin ella.


- Escuchemos música – dijo Daniella poniéndose de pie y yendo a mi laptop.

- No te gusta la música – le recordé.

- Pero a ti te gusta – rió ella.


Se dirigió a mi escritorio donde tenía mi computadora y apoyó los codos mientras leía una de mis tantas playlists.

Yo la miré y comencé a sentir un calor tremendo en la cara. Daniella tenía apuntando su trasero a mi dirección y comencé a estudiar su cuerpo con muchas mezclas de emociones.

Sentía admiración, vergüenza, emoción, culpa, interés, pena, deseo, culpa, ganas de sonreír, culpa, más deseo, miedo, quería acariciarla, tristeza..., ganas de llorar.

Me imaginé lo lindo que sería besarla y recorrer su cuerpo con mis manos.

Pero no podía, no podía hacer eso. Está mal. Está mal pensar eso. Yo estaba mal, mi cabeza estaba mal.

¿Por qué pienso estas cosas? ¿Por qué siento unas enormes ganas de besarla? ¿Por qué siento tantas ganas de acariciarla? ¿Por qué siento tantas ganas de abrazarla? ¿Por qué siento tantas ganas de hacerla feliz? ¿Por qué mierdas me siento tan mal? ¿Por qué mierdas quiero llorar?

Las Estrellas de DaniellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora