1- huesped

22.7K 1.5K 412
                                    





—¡Despierta monjita! —me grita alguien, y forzada a levantarme abro los ojos y tal como esperaba, me encuentro con mi compañera de apartamento, se llama Julia, lleva 8 meses conviviendo conmigo.

Julia es una chica delgada, pelinegra y ojos marrones, siempre viste de negro. Muchas veces quise compartir apartamento con alguien que sea tan creyente como yo, pero... ¡Seamos realista! Ya no hay tantas chicas que quieran ser monja.

Todas la que he conocido ya han tenido sexo, beben, se drogan, y la verdad me da tristeza como la humildad cada día se echa a perder, en cambio yo dedico mis obras para el señor, y siempre he dicho: «no caeré en tentaciones carnales.»

—¿Ya te vas? —inquiero y asiente—. ¿Tan pronto?

Bostezo y estiro mi cuerpo, ella me había dicho que se iba a mudar pero no pensé que fuera tan rápido.

Siempre terminan yéndose y me quedo sola.

—Si, solo vine a despedirme, a pesar de ser una chica muy extraña, estos meses fueron algo bueno, gracias por permitirme tener sexo en el cuarto. — frunzo el ceño.

No, no podía ser cierto.

Si no es porque en la iglesia me han hablado del pecado que conlleva tener el acto sexual antes del matrimonio, no sabría lo que es "sexo".

Que horror de palabra.

—¿Tenías sexo en tu cuarto? ¿Pero cómo?

—Pues así cómo se hace, él me ponía en cuatro y me la met...

—¡Ya sé! Digo no, no sé, pero eso es horroroso, no te estoy preguntando cómo lo hacían, es que no entiendo porqué hacías eso.

Yo pago el 65% de este apartamento, por ellos ponia mis reglas, entres ella estaban: no tener sexo en esta casa.

—Deja de ser tan ingenua, deberías buscarte un chico que te ayude con eso, ya sabes... de la virginidad. Eres bonita y no comprendo el porqué viste tan horrible con ese hábito horroroso de monjita.

la espeto con la mirada por meterse con mi habitual vestimenta, de hecho no usaba el hábito completo de novicia porque estaba en período de prueba, así lo decidió la madre superiora de mi pueblo antes de enviarme, cuando me confesé y dije que en verdad quise ser monja porque odiaba los chicos, y no porque en realidad amaba el deseo de ser la novia de Dios, de entregarme solamente a él y eternamente a él.

No, se me ocurre decirle la verdad, la realidad de todo.

Me cruzo de brazos y solo hice mi ejercicio de paciencia: respirar profundo y contar hasta tres: uno, dos y tres...

¡Listo! es una buena manera de tranquilizar mi impulso.

—No puedo creer que rompiste las reglas ¿También tomabas alcohol? — pregunto atónita.

Es que está bien, si quiere tomar y tener uniones íntimas puede hacerlo, pero no en donde yo vivo, que obviamente pago más que ella y consumo menos.

—Bueno, ya que me voy... sí, si tomaba alcohol, también hice una fiesta aquella vez que fuiste a visitar a tu familia, ¿algún problema? Ninguno, porque eso es vivir, adiós virgencita.

Toma su maleta y con una sonrisa se marcha.

Mira no más, si es una...

«Padre celestial, perdón por mi pensamientos y por llevarme de la ira. No es propio.»

...

Ahora analizo la situación, no puedo pagar sola las rentas mensuales, mi honorario laboral no es suficiente para hacerme recaudar el dinero necesario para pagar todo lo que consumo y los gastos mensuales.

Benditas tentaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora