IV: Nada

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Glitter recordó el día en el que recibió la Life Note. Llevaba poco tiempo existiendo, y estaba lleno de dudas.

—Los humanos son interesantes, ¿No crees?—dijo Glitter al arcángel Dion mientras observaba el mundo humano.

—Son bastante impredecibles. —respondió Dion.

 —Su vida es un parpadeo.

—Ciertamente. La existencia de un humano es muy breve.

—¿Cuántos de ellos están aquí?

Dion se cruzó de brazos. Aquella pregunta siempre le era un tanto difícil de responder, no importa cuántas veces se la hicieran. Glitter apretó los labios al ver a Dion tan pensativo, quizá esa pregunta no debía hacerse. Dion no era uno, sino miles de rangos más alto que Glitter.

—Lo siento. —se disculpó Glitter—Yo...

—Aquí no hay ningún humano. Todos hemos nacido como ángeles.

—¿Eh?

—Escucha, el destino final de un humano es la nada. No hay cielo, no hay infierno.

—Pero...Sí existe el cielo, y ellos creen que...

—Los humanos siempre creen cosas, y no por eso significa que sean ciertas.

Glitter bajó la mirada al escuchar eso.

—Entonces.... ¿Para qué existimos, Dion?

El arcángel alzó una ceja al escuchar eso. Nunca se había formulado esa cuestión. El mundo de los Shinigami y el cielo sólo eran poblados por demonios y ángeles respectivamente. Ningún humano podía aspirar a ángel por mas bueno que fuere, ni a Shinigami por más vil. Al morir, el humano no iba a ninguna parte. Sólo dejaba de existir.

Tal vez esa ley no era justa.

—Existimos para equilibrar el mundo—respondió Dion—, no puede haber sólo mal o sólo bien. Todo en cantidades iguales. Sin nosotros, los humanos sólo tienen un camino que elegir.

—¿El malo?

—Así es.

Ambos seres quedaron en total silencio después de aquella respuesta. Nunca nadie había puesto a reflexionar al sabio arcángel Dion así. Él siempre tenía una respuesta, y aunque acababa de darla, sentía que no estaba completa.

¿Para qué existían realmente? Y no sólo los ángeles, sino también los seres humanos y los Shinigami.

—Has vivido muy poco tiempo, y aun así me has demostrado bastante profundidad en tu pensamiento. —el arcángel posó su mano derecha en el hombro de Glitter—¿Sabes? Creo que tú eres el indicado.

—¿El...Indicado? ¿Para qué?

—Para esto.—Glitter observó la Life Note en la otra mano de Dion—Tú serás el guardián de la décima Life Note.

—¿Yo? Pero...

—Sin peros. Los rangos no importan para este cargo, sino el sentido de responsabilidad. Y tú lo tienes.

—Gracias...Yo creí que se la darías a Kisu.

—Kisu tiene más experiencia que tú, eso sí, pero no lo veo competente para esto. A partir de hoy, tienes una misión eterna. Serás el ángel que cuide la libreta cuyo poder es revivir humanos. Los mortales creen en los milagros, y la fuente de ellos es la Life Note. Todos los días mueren cientos de personas en ese mundo, tú deber es darles una segunda oportunidad a los humanos que lo merezcan. No tendrán la vida eterna, pero sí podrán vivir por más tiempo. Debes pensar muy sabiamente antes de revivir a un humano.

Glitter asintió, muy serio.

—Siempre llevarás tu Life Note a todas partes, tanto en tu hogar, el paraíso, como cuando visites el mundo de los vivos—continuó Dion—, no debes extraviarla por ningún motivo, de hacerlo las consecuencias serán graves. No sólo habrá un desequilibrio entre los tres mundos, sino que tú serás castigado. Si fallas en tu misión se te arrancarán las alas y te transferirán al mundo de los Shinigami.

—Entiendo.

Glitter jamás imaginó que en poco tiempo le pasaría.

Life NoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora