Capítulo 4: Nos atacan.

2.8K 223 202
                                    

Capítulo 4: Nos atacan.

—Toma —coloca el walkie talkie en mi mano—, nos comunicaremos a través de él, ¿de acuerdo? —asiento.

—¿Muy seguro que no quieres que vaya?

—Demasiado, nos vemos enana.

—Adiós grandulón —me abraza—. Ve con cuidado. —el arquero se separa y se despide con la mano yendo con los demás.

Volveremos en dos horas. —se escucha a través del aparato, Glenn alza su pulgar y yo sonrío regresando a la casa.

Poco antes que Daryl se me acercase, el asiático me había encargado a Maggie, solo para revisar si todo está bajo control con el bebé ya que Beth iba a estar la mayor parte del tiempo con ella.

Abro la puerta y subo a la habitación que Thomas comparte con Sam, pero no encuentro persona alguna.

Troto hacia mi cuarto y lo encuentro brincando en mi cama.

—¡Thomas! —el niño se deja caer y finge ronquidos, simulando el haber estado dormido, abre los ojos perezosamente y suelta un bostezo.

—Oh, hola Squirr, ¿qué haces aquí?

—¿Es que acaso me quieres dar un paro cardíaco? Tu coso este se pudo abrir, ¿qué hacías saltando como conejo? —el pequeño blondo se ríe.

—El mapa nos acababa de decir a Dora y a mí que debemos saltar volcanes para llegar a Botas.

—¿Insinúas que estás en una misión con Dora la exploradora?

—¡Exacto! Y ahora solo nos falta cruzar el valle, creo que ahí estará Zorro, no lo he visto en toda la misión. —sonrío.

—Qué interesante, ¿y dónde está el valle que tienes que cruzar?

—Yo te enseño, sígueme. Tú también Dora. —hace un movimiento con su mano para que su imaginación también lo acompañe.

Bajamos las escaleras con Thomas halando de mi mano e inmediatamente salimos rodeando la casa llegando al patio.

—Listo Squirr, cuidado con pisar las flores. —miro el suelo.

—Pero no hay...

—Ya pisaste una. —vira los ojos y sigue tirando de mí.

Varios minutos más tarde, el pequeño explorador continúa con su caminata por el mismo sector una y otra vez, yo me había sentado en la esquina a esperar que terminase.

—Thomas, ¿no crees que...?

—Silencio, compañera, oigo pasos.

—Thomas, no... —Carl aparece en mi campo de visión con Judith en un coche, el rubio me jala colocándome detrás de él.

—Zorro, ¡no te la lleves! —lo apunta con un dedo— Zorro, ¡no te la lleves! —el castaño lo mira confundido— Zorro, ¡no te la...! —cubro su boca con la palma de mi mano y comienza a balbucear hasta que se queda callado, me mira con el ceño fruncido y quito mi mano—. Squirr, ¿qué haces? —medio susurra— ¡Se supone que al tercer grito se iba! —deja de regañarme y se queda mirando al vacío, sonríe— Oh, ¡Botas! Vamos Dora. —Carl se acerca a mí riendo.

—¿Qué fue eso?

—Un ataque de imaginación —veo a Thomas correr por el pasto—, al parecer se recupera rápido. ¿Qué haces aquí?

—Los vi caminando en círculos desde la ventana —apunta arriba, donde se ve una de las puertas abierta—. Además, quiero aprovechar para pasear a Judith. —sonríe y yo igual.

The End Of All Days.Where stories live. Discover now