Capitulo 19.

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Omnisciente.

Sango llevó a Kagome a la aldea apenas InuYasha se lo dijo. Ella estaba inconsciente por lo tanto Sango se preocupaba más. Las heridas que le había ocasionado Sesshomaru con sus garras habían sido muy profundas, además de que tenían veneno. Para un demonio o un híbrido eso es un rasguño, pero Kagome es humana y el veneno le tiene el tiempo de vida contado. Sesshomaru aún no sabe nada, InuYasha no ha querido contarle para que el mismo se de cuenta para cuando llegaran a la aldea. —¡Anciana Kaede! —Gritaba Sango mientras que Kirara descendía. Kaede salió y palideció al ver a Kagome en ese estado. Sango la llevo en brazos a la cabaña y la puso con cuidado en el futon.

—Dios mío, ¿Qué ha pasado? —Pregunto la anciana mientras limpiaba las heridas de Kagome.

—El hermano de InuYasha.. Estaba como en un estado de ira y la lastimo inconscientemente —Respondió Sango.

—Estas heridas tienen veneno. Sango, ve por unas hierbas medicinales que son especiales para esto. Solo las encontraras en las colinas del este, tienen un aspecto azulado. Ve, antes de que sea más tarde —Le dijo Kaede.

—Kagome recupérate.. —Susurró Sango para luego salir con Kirara en dirección al Este.

Kaede comenzó a cerrar y vendar las heridas de Kagome. El veneno estaba haciendo que a Kagome le entrara fiebre así que Kaede fue de inmediato a mojar un trapo para ponérselo en la frente.
La mente de Kagome estaba en blanco, solo tenía espacio para pensar en el dolor que sentía, el veneno recorría sus venas rápidamente. Le ardía, todo su cuerpo ardía, las lágrimas se deslizaban por su rostro y su ceño estaba fruncido. Algo no la dejaba gritar y reaccionar a cómo es debido ante el dolor. Tenía un nudo en la garganta. —¡Kagome, Kagome! —Gritaba la anciana al ver el estado de aquella muchacha. Si Sango no llegaba antes de que se volviera noche, el corazón de Kagome se detendría por el veneno y perdería la vida.

InuYasha.

—¡¿Sango!? —Grite al verla pasar a toda velocidad con Kirara. ¿Kagome estará en
riesgo? Ella me miró de reojo, pude ver una pequeña lagrima salir de su ojo. Dios, no. Kagome debe seguir viviendo, si está en riesgo de morir.. Y si muere, ¿qué haré yo? ¿Qué será de todos nosotros? Comencé a correr dejando a Miroku, Sesshomaru y los demás atrás. No había tiempo, tenía que verla. Kagome, si te vas, te llevas tu alegría, aquella misma alegría que cautivó mi corazón.
Pude sentir la presencia de Sesshomaru acercarse, ya se percató de que algo malo está sucediendo.

—¿Qué ha pasado? —Pregunto sin mirarme. Yo gruñí, ese maldito, si Kagome muere sería su culpa.

—Has herido a Kagome y ahora está en riesgo. Si muere, te mataré —Le dije. Lo mataré, lo mataré. Kagome debe sobrevivir. Sesshomaru comenzó a elevarse y aceleró el vuelo desapareciendo de mi vista.

Sesshomaru.

¿Qué yo herí a Kagome? ¿Qué está en riesgo? ¿Qué está pasando? Yo no sé nada de esto, me siento perdido. Ese maldito híbrido no hace por donde abrir la boca para contarme aunque sea lo que le está sucediendo a ella, solo la abre para hablar puras estupideces.
Kagome, no morirás, debes seguir viviendo, vivir y vivir, eso es lo único que debes hacer. Hasta que todo esto acabe, harás lo que desees y ahí decidirás si iras conmigo. Pero si algo sucede, no dudes en que probaré a Colmillo sagrado para sacarte de ese lugar frío y oscuro al que iras.
Siento remordimiento, siento dolor y.. Tristeza. Creo que una vez mi madre me lo dijo, me dijo que sentiría esto tan solo pensar que perderé a alguien que amo. Pero Kagome no es cualquier persona, ella es fuerte, ella durara más.

Llegue a la aldea y comencé a descender. Apenas toque el suelo corrí a la cabaña de Kaede ignorando los malos comentarios de los estúpidos aldeanos.  Corrí la cortina de la entrada de la cabaña y pase sin decir nada. Kagome no estaba en un bueno estado, estaba muy pálida, el rojo de sus mejillas había desaparecido. Por un momento había entrado en pánico por eso toque ha colmillo sagrado para ver a los esbirros pero no estaban, eso me hizo sentir bien. —Esta agonizando —Esas palabras sonaron como eco en mi cabeza y no se iban. —¿Qué le has hecho? —Pregunto la anciana mirándome fijamente. Yo no sabía, hasta el momento en que InuYasha me dijo que le hice daño, pensé que la había golpeado, no que le había rasgado la piel con mis garras con veneno. Me acerqué a ella y me hinque, nunca había visto a Kagome en este estado.

—¡Kagome! —Gritó InuYasha desde afuera. Me levante—. ¡¿Kagome!? —Pregunto entrando, se acercó a ella y la abrazo. Me sentí molesto pero no dije nada. Un olor a sal me invadió las fosas nasales. InuYasha estaba llorando. Es la primera vez que lo veo derramando lágrimas—. Kagome.. —Decía con la voz entre cortada.

—InuYasha.. —Apareció el monje con el zorro. Ambos miraban con tristeza al híbrido. Yo me sentía aún peor, aún no podía creer que fui yo quien le hizo daño a esa gravedad.
Salí en silencio de la cabaña y el monje y el zorro se quedaron con InuYasha.

Totosai llego y se bajó de su extraña vaca mientras caminaba hacia mi.—¿Qué ha pasado, Sesshomaru? —Pregunto mirándome fijamente. No le respondí, no quería seguir explicando que fui yo quien ha hecho que Kagome esté a punto de morir.

—Kagome está agonizando —Le dije. El solo me miró.

—Lo lamento mucho.. Y cambiando de tema.. ¿Me permites ver a Bakusaiga? —Asentí y le pase la espada.

—¡Señor Sesshomaru! —Gritaron Rin y Jaken unísonos. Me volteé.

—¿Qué pasa? —Pregunté.

—¿Cómo está la señorita Kagome? —Aquí vamos..

—Ve a verla —Me limité a decir. Rin asintió y se fue inmediatamente a la choza.

-Amo Sesshomaru..- Se acercó Jaken algo temeroso. Yo no lo mire. A pesar de que nunca le cuento nada, Jaken se entera por sí solo. Él sabe lo que siento hacia Kagome—. Kagome..

—¡Abran paso! —Gritó la exterminadora pasando en medio de nosotros a toda prisa, llevaba algo en la mano.

—Gracias al cielo, Sango —Escuche a la anciana—. Espero que se salve cuando tome esto.

Se salvará, sea lo que sea, se salvará.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora